La obra afronta un problema universal: hoy también la apetencia actual se mueve en torno a la ambición y el poder. Es como una metáfora que todo el mundo entiende, es un mundo, un pozo de vida y significados que te conducen. Nace en una época de enormes desequilibrios entre el mundo oficial de la Corte y el real, de hambre. Y antes al igual que ahora, no se puede ser feliz en un mundo desgraciado, porque las vidas maltratadas

tienen que ver con la tuya. Al menos yo no puedo.

Por todo esto, porque Fernán Gómez supo capturar el alma de este pícaro, porque me apasiona recitar sus andanzas por los teatros; aquí está este maravilloso relato, primordial para mí, como lo es servir la necesidad del público a cada momento. Una necesidad que puede ser de diversión, de esclarecimiento, de relajo, de un silencio o de un grito. A saber.