Dos judíos eslovacos logran escapar de Auschwitz para dar a conocer los genocidios cometidos en este campo de concentración, consiguiendo salvar con su testimonio "a más de 120.000 personas de la deportación hacia la muerte". Un relato desconocido y real que rescata el cineasta Peter Bebjak en la película 'El informe Auschwitz', candidata a los Oscars por Eslovaquia.

"Es especialmente importante contar estas historias desgarradoras hoy en día, que vivimos en el estado del bienestar; no podemos olvidar lo que pasó, ni podemos dejar de cuestionarnos cómo las ideas de Hitler estuvieron en el poder", ha explicado el cineasta Peter Bebjak en una entrevista un día antes del estreno de "El informe Auschwitz" (Karma Films), haciendo referencia al uso explícito de la violencia y las imágenes desgarradoras como vehículo de concienciación.

"Aquellos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo", reza el comienzo de la película antes de dar pie a algunas de las escalofriantes imágenes que se convirtieron en cotidianas para los internos en los campos de exterminio, y con las que Bebjak desglosa en una historia de huida de casi treinta días, un episodio de valentía que cambió la historia.

Los judíos eslovacos Alfred Wetzler y Rudolf Vrba escaparon en 1944 del campo de concentración de Auschwitz, para dar a conocer el genocidio que se estaba cometiendo a través de un informe de 32 páginas, en el que plasmaron de forma detallada la administración, geografía, funcionamiento del campo y de los horrores que ahí sucedieron. A través de este documento, traducido a varios idiomas y que ganó la confianza de políticos y medios europeos, se consiguió evitar la deportación de más de 120.000 personas.

"Hace ya mucho tiempo leí el informe de Wetzler y Vrba, está descrito de una forma muy gráfica y documental, pero el mayor impulso para hacer de esta historia una película fue en el momento en el que partidos extremistas entraron en el Parlamento de Eslovaquia, donde sentían que podían decir y legitimar ideas que hace años les habría dado vergüenza defender", explica el director sobre los motivos que le llevaron a hacer esta película.

Un uso magistral de los silencios, detalladas torturas nazis y escenas desgarradoras convergen con tomas de cámara en mano que introducen al espectador en la atmósfera vivida en los campos de concentración y exterminio a través de sus personajes e historias, tanto las de Freddy y Valter, (nombres en el filme de Wetzler y Vrba) en una huida de ritmo acelerado y angustioso, como la de aquellos que permanecen allí.

Charlas con supervivientes

"El proceso de documentación fue un mosaico", desgrana Bebjak, quién además de servirse del informe Wetzler-Vrba, se apoyó en charlas con supervivientes, conversaciones y entrevistas grabadas que relataban lo sucedido, constantes visitas a Auschwitz con expertos en geografía del entorno y especialistas del tema y también con un compendio de ilustraciones y dibujos de los prisioneros, que "reflejan en sus dibujos la atmósfera de terror e incluso a veces de esperanza" que se vivía en los campos.

Una esperanza que el cineasta refleja a través de sus personajes, como el de un monje franciscano que permanece en el campo de forma paralela a la huida de los protagonistas, tratando de ayudar a sus compañeros en el campo a sobrevivir: "Este personaje refleja la diversidad de presos que había en los campos, no solo judíos, sino de diferentes categorías, además de revelar que incluso en las peores situaciones, existe la fe", asevera Bebjak.

Para el cineasta, una de las claves de que la huida fuera exitosa recae sobre la forma en la que Wetzler y Vrba se complementaban, en personalidades "muy distintas", que también ha querido reflejar en la cinta: "mientras que uno es introvertido el otro es enérgico, y esta forma de equilibrarse influye en que todo saliera adelante", dice el director, para quién la parte más compleja del rodaje no fue encontrar a sus protagonistas, Noël Czuczor y Peter Ondrejicka, sino recrear la atmósfera del campo.

"Cuando grabamos fuera era de noche y había mucho frío y viento, los más de 1.500 extras únicamente llevaban los trajes de tela de Auschwitz en estas condiciones meteorológicas, ahí te das cuenta del horror inimaginable que tuvieron que vivir, pues en el rodaje ni siquiera fuimos una pequeña parte de los miles de hombres que sufrieron allí distintas atrocidades", detalla.

Bebjak asegura que se siente además de "conmovido y orgulloso", con una "gran responsabilidad" por representar a Eslovaquia en la candidatura de "mejor película internacional" , y tiene claro cual es el mensaje de peso que quiere dar con su película, el mismo que en condiciones hostiles alentó en su día a Wetzler y Vrba: "Nunca te rindas".