Emocionó a todos con una historia de superación. Adrián, un bilbaíno de 28 años y uno de los nuevos concursantes de la décima edición de MasterChef, perdió a su padre cuando era muy joven y se vio obligado a trabajar en lugar de estudiar cocina, su sueño. Es instalador de aire acondicionado y gracias a su madre, su mayor referente en la vida, ha aprendido a cocinar y le ha enseñado todo lo que sabe hasta ahora de fogones.

Sin embargo, confesó que ha tenido rachas en las que ha dado disgustos a su madre. "Me gustaba mucho la fiesta, pero eso quedó atrás", se sinceró. "Estoy centrado y feliz con mi novia", prosiguió. Tanto que durante el casting prometió a los jueces que de llegar a ser uno de los concursantes de esta edición pediría matrimonio a su novia, que le había acompañado. Justo después de que el jurado le asegurara con un 'sí' que entraría a formar parte de los 16 aspirantes del talent culinario, el chef y miembro del jurado Jordi Cruz salió a buscar a Raquel, la novia de Adrián. De repente, sorprendió a todos, hincó rodilla y le preguntó: "¿Te quieres casar conmigo?". Esta dijo que sí, pero que esperaba para hablar de la boda 13 semanas después de ese momento, tiempo que dura el reality, lo que convertiría al bilbaíno en ganador. "En cuanto salga de MasterChef te compro el anillo", aseguró Adrián. El jurado celebró la pedida entre aplausos y con emoción y Pepe gritó: "Lo que ha unido MasterChef, que no lo separe nadie".

Al aspirante, le encanta cantar flamenco, toca la guitarra e incluso ha hecho algunos pinitos dando conciertos en locales. Como cocinero, se ve montando un food truck.