El virus no nos podrá quitar lo bailao, pero sí nos va a quitar los bailessine díe, al menos los bailes sociales, ese adjetivo tan utilizado ahora (distanciamiento social, baile social). El ser humano es social por naturaleza, nos dicen lo importante que es que los niños socialicen, pero ahora, mejor no. Se podrá bailar en casa y en un entorno de 1,5 metros a tu alrededor con tus convivientes, pero no más y eso cuando puedas bailar.

La prohibición del baile social en las verbenas que la Junta de Extremadura permitirá en las poblaciones de menos de 5.000 habitantes es cuanto menos chocante para el sector. Porque es comprensible que la Junta no quiera promover las aglomeraciones, pero una verbena sin unos bailando con otros, pongamos en la plaza del pueblo, no es una verbena. Algún animador ya ha dicho públicamente que su trabajo consiste en animar a la gente «a bailar», por lo tanto, lo que se organice será un sucedáneo de verbena.

Además, son tantas las medidas que debería tomar el ayuntamiento que las permitiera: entrada y salida diferenciadas, control de aforo, mascarilla y gel y sobre todo la prohibición del baile social, que parece difícil que se pudieran cumplir. Si en el norte no se han arriesgado ante la imposibilidad de garantizar las medidas sanitarias en las piscinas naturales, no parece fácil que los ayuntameintos vayan a dar el paso con las verbenas. Demasiada presión y necesidad de control. Además, no sería rentable. Si en una pequeña plaza de pueblo hay que reducir aforo, apenas podrían entrar vecinos.

En suma, esta permisividad de la Junta, que no dudo de que sea bienintencionada para beneficiar al sector de las orquestas y la animación, parece cuanto menos una utopía. Otro ejemplo, hay hosteleros del ocio nocturno que lamentan que ciertos clientes, cuando han bebido más de la cuenta, no atienden a razones cuando se les pide que cumplan las medidas sanitarias. En las verbenas podría pasar otro tanto.

Además, también desde el sector han apuntado que la medida llega tarde porque muchos ayuntamientos ya han decidido suspender los festejos para evitar aglomeraciones que favorezcan al virus y, sobre todo, dedicar el presupuesto que tenían destinado a las fiestas a otras cuestiones, todas relacionadas con ayudas a afectados por el covid. No obstante, agosto es un mes de fiestas en muchas poblaciones, veremos cuántas organizan verbenas.

* Diplomado en Magisterio