Hoy me he cruzado con un hombre que iba sin mascarilla y fumando, y ahora cruzo los dedos para que lo único que haya entrado en mis pulmones sea el asqueroso humo de su cigarrillo. Personas fumando o hablando por el móvil sin llevar mascarilla mientras se pasean de un lado para otro, playas atiborradas, grupos sentados en las terrazas de los bares alrededor de pequeñas mesitas, fiestas o quedadas como las del Carmel y otros puntos de la ciudad, aberraciones como las de Cádiz o Logroño (todos sabíamos que pasaría, ¡menos excusas y más ceses!), gente que pasa de los mediadores que les piden que se pongan la mascarilla, personas agredidas por haber afeado a alguien que no la llevara, muchas personas con la mascarilla en el bolsillo o medio puesta... El problema no son los cines, los restaurantes, las tiendas... el problema es la gente. Tolerancia cero, para todos, a todas horas y en todas partes, si hace falta movilizando a todos los cuerpos policiales. ¡Y que las multas se paguen! Si la gente cree que no va a tener que pagarlas, ¿de qué sirven?

PEDRO SÁNCHEZ

Sin respeto no hay democracia

Anselmo Fernández-Blanco Pérez

Badajoz

Acabo de leer la noticia del escrache y los insultos con que un grupo de ciudadanos de Sanlúcar increparon al Señor Monedero. A resultas de ello tuvo que abandonar el local donde se encontraba. Es inadmisible que ocurran estos hechos. Si en una democracia no se respeta a las personas, aunque estas opinen de forma diferente, mal vamos. Precisamente, una de las raíces de la democracia es que uno debe respetar para ser respetado.

Dicho lo anterior, tampoco entiendo cómo todo un vicepresidente del gobierno, se atreve -un día si, y otro también- a faltar al respeto a más de 3.640.000 españoles que son los que han votado a Vox (por cierto: más de los que han votado a Podemos, en las últimas elecciones generales) cuando considera que Vox no es un partido democrático por su posición en asuntos como sanidad, educación, las pensiones, la vivienda o el feminismo; o sea que el verdadero demócrata, según el vicepresidente, es aquel que piensa y actúa como él.

Creía que en realidad un verdadero demócrata es el que acepta y respeta a las personas con otros modos de ver la vida, tiene un talante abierto a dialogar con todos y a aprender de todos, el que tiende puentes y no propicia enfrentamientos.

Y para terminar, decir que tampoco entiendo cómo el Presidente del Gobierno de España permite que la voz de esos 3.640.000 españoles quede silenciada. Transcribo textualmente unas palabras del Señor Sánchez en su discurso del 25 de abril: «Todos sabemos que navegamos en la misma barca y nos mantendremos a flote y llegaremos a puerto si remamos juntos. Y perderemos y nos pondremos en peligro si nos golpeamos con los remos». Pues para ser un estadista de altura, el Señor Sánchez debería poner en práctica sus mismas palabras, comprender que es el Presidente de todos los españoles y que la barca necesita a los remeros de la izquierda y a los de la derecha. Sobran los que se quieren salir de la barca y los que atan los remos de los remeros, sean de babor o estribor. Con todos mis respetos.

GRADUACIÓN

Final de ciclo agridulce

Marina Avilés

Mollet del Vallès. Barcelona

Cuando hace cuatro años me inscribí, dudosa, en la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas jamás me imaginé un final de ciclo como este. Hace un mes que estoy graduada y mi promoción lo ha celebrado a través de un acto on line. Ni nombres y apellidos a pie de micrófono, ni orlas, ni birretes, ni vestidos largos. Mi universidad cerró julio con un programa de graduación de TV y un discurso de Mònica Terribas. Y yo, asimilando aún este final agridulce, añado un argumento más a la trillada frase de que el futuro es incierto. Pues hasta las cosas que parecían inamovibles son frágiles cuando la salud de todos está en juego.