El lendakari Iñigo Urkullu ha decidido permitir que se hagan públicos los documentos personales -siguen reservados otros que implican a tercero- de su mediación en los hechos de octubre del 2017 del proceso soberanista catalán. En principio, Urkullu quería mantener secretos los textos hasta que terminara el recorrido judicial de los presos del ‘procés’, pero el pasado día 23 dio permiso para acceder a ellos. Aunque no ha explicado la razón, a nadie se le escapa que su intención sea contrarrestar la versión que Carles Puigdemont da en su libro ‘M’explico. De l’investidura al exili’. A este respecto hay que recordar que Puigdemont ya discrepó del relato que de su mediación hizo el lendakari cuando declaró como testigo en el juicio del ‘procés’ en el Tribunal Supremo.

En cuanto a su relación con Puigdemont, la revelación más destacada de los documentos de Urkullu es que el entonces ‘president’ no quería llegar a la declaración unilateral de independencia (DUI). «El 9 de octubre Puigdemont me dice, con testigos, que al día siguiente no quería proceder a la DUI en el Parlament de Cataluña», escribe Urkullu en sus notas. En otro momento, asegura que lo mismo le dijeron la entonces coordinadora general del PDECat, Marta Pascal, e, indirectamente, Oriol Junqueras.

La confesión del lendakari confirma la tesis del farol, desvelada por la ‘exconsellera’ Clara Ponsatí, y avalada en la sentencia del Supremo en la que se define el ‘procés’ como un «artificio engañoso» o una «mera ensoñación». Sin embargo, en su libro, Puigdemont insiste en la versión clásica de que su intención era declarar la DUI para suspenderla inmediatamente con el objetivo de intentar una negociación con el Gobierno. También discrepan en el inicio de las gestiones. Puigdemont asegura que fueron a iniciativa de Urkullu mientras que el lendakari afirma que fue el propio ‘president’ quien le «solicitó ayuda».

En cuanto al otro punto clave, del relato de Urkullu se desprende que Mariano Rajoy nunca dio garantías de no aplicar el artículo 155 en el caso de que no se declarara la independencia y se convocaran elecciones. Urkullu trató de convencer a Rajoy de que no había habido DUI (la de los ocho segundos) en el pleno del día 10 para que no activara el 155. «No ha habido votación y, ciertamente, no se puede declarar lo que no ha existido», escribe el lendakari a Rajoy. Puigdemont solo le había pedido «indicios» de que no se aplicaría el 155, escribe Urkullu un día antes de la DUI del 27 de octubre.

Los papeles de Urkullu desmontan las versiones épicas del 1-O y del 27 de octubre, de las que se ha alimentado desde entonces el relato sobre todo del ‘expresident’ residente en Waterloo. Lo que sucedió en realidad fue mucho más complicado, mucho más confuso y mucho más dudoso de lo que ahora explican quienes intervinieron, especialmente Puigdemont. La épica de octubre del 2017 está lejos de la realidad de lo que pasó y sus protagonistas no pueden seguir defendiendo los hechos sin un ápice de autocrítica y menos repetir que lo volverían a hacer.