En este país asolado por la pandemia que no termina de ser sometida, la viruela del mono -tras escuchar a Simón crece el temor a encontrarnos pronto en el planeta de los simios-, las advertencias severas del Banco de España, las amenazas, que lo son, del comisario europeo Gentiloni sobre el futuro de nuestras pensiones, el sonrojante discurso de un presidente de pronto tan despendolado como sus ministras Montero y Belarra, que como adolescente con acné llama piolines con carita de pillín a los defensores del orden público; en un país donde los enemigos del sistema condicionan todas las decisiones de un gobierno cuyos miembros un día sí y otro también se enzarzan en disputas e intrigas sobre lo que sea, ya un proceso de escucha o como leches se llame, ya cualquier ley innecesaria, ya la política exterior, ya incluso las condenas al genocida Putin; en un país con una inflación galopante, la peor de Europa, con un gobierno incapaz de controlar el precio de la luz, el gas, el gasóleo o la gasolina, con un paro estructural desastroso y donde sin embargo no se encuentran trabajadores cuando se necesitan; en este país, digo, el tema estrella de la semana pasada era la menstruación y el de esta, querido lector, el escándalo.

Escándalo de la izquierda puritana que se ceba en un anciano de ochenta y tantos años para manipular a su hijo, que se está dejando, y erosionar con ello, no a las personas, sino a la institución a la que odian. Un anciano de ochenta y tantos años con movilidad reducida, con achaques suficientes como para estar recogidito en su casa arropado por el cariño y cuidados de sus hijos y nietos, y también de su nuera, que le deben todo, pero todo lo que son. Un anciano en cuyo pasado al servicio de la democracia española prácticamente todo son luces, por muchas sombras que arrastre en su vida privada, que para eso es suya y privada. 

Los instigadores de esta operación de acoso, derribo y destrucción final no han previsto, sin embargo, la reacción popular. Dejémosles digerir al menos que gran parte del pueblo español sí tiene memoria.

*Profesora