Opinión | Tribuna abierta

Las Cumbres iberoamericanas

Una mirada retrospectiva a los 27 encuentros de esta naturaleza celebrados hasta la fecha

Cumbre iberoamericana.

Cumbre iberoamericana. / El Periódico

El 25 de marzo se celebra la XXVIII Cumbre de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno en Santo Domingo, República Dominicana, bajo el lema: ‘Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible’.

Durante los 17 años en que trabajé para la Secretaría General Iberoamericana, tuve ocasión de colaborar con las tres personas que han ejercido el cargo hasta la fecha: don Enrique Iglesias, doña Rebeca Grynspan y el actual secretario, don Andrés Allamand. Por ello puedo decir, sin temor a equivocarme, que cada uno le ha imprimido su sello a la conferencia, sin desnaturalizar en ningún momento la finalidad para la que fue creada la Secretaría. Ahora, desde la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, me permito poner en valor esta comunidad de países. 

Hay varias maneras de echar una mirada retrospectiva a las 27 Cumbres Iberoamericanas celebradas hasta la fecha. Una tarea importante consistiría en hacer un recuento de las declaraciones y acuerdos emanados de ellas y suscritos por los Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno de nuestra Comunidad. 

Podríamos preguntarnos cuáles han sido las inquietudes, urgencias y desvelos que, desde nuestro espacio iberoamericano, nos han asaltado, y las propuestas y respuestas que hemos emprendido para abordarlas. Partiendo de ahí, podríamos intentar hacer un balance de la forma en que las declaraciones y acuerdos han incidido sobre las políticas públicas de nuestros países y cómo éstas han mejorado las condiciones de vida de la población de Iberoamérica.

Pero si bien estos aspectos del ejercicio retrospectivo son fundamentales y nunca deben descuidarse, quisiera referirme aquí a otro que a menudo queda oculto, pero que forma parte sustantiva del modo en que el camino de tantas cumbres ha podido ser transitado. Me refiero a los espacios informales de diálogo y concertación política que propician las cumbres, es decir, aquellos momentos discretos en los que los líderes políticos se reúnen a solas para dialogar, hacer balances y tender puentes de cara a crisis o conflictos políticos emergentes o en curso, tanto en la región, como a nivel global. 

Hablamos aquí de los procesos que no son tan visibles exteriormente y que constituyen la mayor riqueza del mecanismo de las cumbres, a saber: el lento y laborioso proceso de construcción de la agenda y discusión de los acuerdos llevado a cabo en el curso de muchos meses, como han sido las diversas reuniones ministeriales (13 encuentros y 3 foros), para esta próxima Cumbre. 

Este aspecto del mecanismo de cumbres, a menudo inadvertido para la opinión pública, es, sin embargo, uno de los pilares de éste, y nos permite hablar, sin impostación ni afectaciones, de una verdadera «comunidad iberoamericana». En efecto, este andamiaje –técnico y político al mismo tiempo– se mantiene funcionando prácticamente sin interrupciones entre una cumbre y la siguiente, dándole fluidez y profundidad al diálogo iberoamericano en todos los niveles.

Esto que llamamos «comunidad iberoamericana» no se sustenta únicamente en valores compartidos o en lenguas y cultura comunes, sino también en ese cotidiano trabajo de hormiga que llevan adelante distintas instituciones públicas y organizaciones privadas de nuestros países, con el respaldo –hay que decirlo también– de numerosos países amigos y de agencias y organizaciones internacionales de distinto tipo.

Otro soporte de la comunidad iberoamericana, insuficientemente visibilizado y publicitado, es el sistema de cooperación surgido y crecido al amparo de las cumbres. El modelo de cooperación iberoamericano es único en el mundo, por su horizontalidad, su flexibilidad y su forma de financiación, en la que todos los países participantes aportan según sus posibilidades. Es único, también, por la amplitud y diversidad de los campos que abarca, que van desde la educación hasta la gestión ambiental, desde la cultura hasta la cooperación científica y tecnológica, desde la inclusión social hasta el emprendedurismo. 

Este mínimo recuento de algunos logros usualmente ignorados de las cumbres iberoamericanas no debe cegarnos ante las falencias de nuestra comunidad. Una de ellas –y no la menor– es la debilidad del comercio intrarregional latinoamericano.

Asimismo, muchos gobiernos de América Latina parecieran haber comprendido la pertinencia de su asociación con España y Portugal más en términos prácticos que políticos; esto es, como una posibilidad para lograr más cooperación al desarrollo, y no tanto para generar posiciones más fuertes y armónicas sobre temas de la agenda global. En ese sentido, se puede argumentar que hemos desaprovechado el potencial de una asociación más sustantiva que, de articularse, podría alcanzar grados mucho más altos de incidencia en los foros internacionales. Foros en los que, dicho sea de paso, la voz de Iberoamérica no se escucha con suficiente contundencia.

Para hacer frente a estos desafíos, la Comunidad Iberoamericana ha decidido reafirmar su apuesta por un multilateralismo sin exclusiones, por las soluciones consensuadas y por la cooperación centrada en las necesidades de las personas. Así lo demuestra el trabajo realizado por los veintidós países iberoamericanos, liderados por la Secretaria Pro Tempore de República Dominicana y apoyados por la Secretaria General Iberoamericana. 

En este encuentro, las más altas autoridades de la región determinarán el rumbo y las prioridades de la cooperación iberoamericana para los próximos cuatro años y adoptarán cuatro instrumentos a través de los cuales Iberoamérica fijará su posición y planteará soluciones a algunos de los principales retos que enfrenta la región.

El primero de estos documentos es la Carta Medioambiental Iberoamericana, que consolida la visión compartida frente a los desafíos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, y establece lineamientos para orientar normativas y políticas públicas en estas materias.

La Cumbre será también una instancia propicia para –bajo la presidencia de España del Consejo de la Unión Europea que tendrá lugar el segundo semestre de este año– profundizar la convergencia entre ambas regiones

El segundo es la Carta de Principios y Derechos Digitales Iberoamericana, que coloca a las personas en el centro de la transformación digital inclusiva, atiende a las brechas existentes y evita nuevas, y promueve principios que los Estados deben tener a la vista al implementar las legislaciones nacionales y poner en marcha políticas públicas.

El tercero es la Estrategia para alcanzar la seguridad alimentaria, que propone, entre otras medidas, aumentar el comercio intrarregional y el desarrollo de cadenas de suministro más resilientes, consolidar la agricultura familiar, expandir el acceso a financiamiento para transformar los sistemas agroalimentarios y fortalecer la infraestructura digital rural.

El cuarto, y último, es el Comunicado Especial sobre Arquitectura Financiera Internacional, que sistematiza una propuesta para avanzar hacia un sistema financiero internacional más justo, inclusivo y flexible, que permita a los países iberoamericanos afrontar de mejor manera los procesos de recuperación post pandemia, de transición energética, de adaptación climática y de lucha contra la desigualdad.

La Cumbre será también una instancia propicia para –bajo la presidencia de España del Consejo de la Unión Europea que tendrá lugar el segundo semestre de este año– profundizar la convergencia entre ambas regiones, identificando oportunidades para mejorar la articulación política, avanzar en los acuerdos comerciales pendientes, impulsar flujos bidireccionales de inversión y actualizar la cooperación.

La Comunidad Iberoamericana demostrará en la Cumbre de Santo Domingo su plena vigencia y su capacidad de generar acuerdos a través del consenso y la inclusión, plantear respuestas a problemas globales, gestionar un sistema de cooperación útil y eficaz y forjar alianzas que le permitan sumar fuerzas para alcanzar los grandes objetivos que se ha propuesto.

*Miembro del Patronato de la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste

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