Se define como una «médico de Urgencias convencida de que no hay mejor medicina que el amor», pero también es diplomada en Mindfulness, Inteligencia Emocional y Gestión del Estrés, entre otras cosas. En Plasencia, Carmen S. Alegría ha tratado a pacientes de la pandemia, hace un año se contagió de covid y en junio impartirá un curso sobre cómo afrontar el miedo.

-Fue una de las primeras contagiadas por su trabajo con enfermos. ¿Le han quedado secuelas? 

-Algunos síntomas todavía coletean: cansancio, taquicardias, dolores articulares, dificultad para concentrarme… Confío en que vayan desapareciendo poco a poco. Los sobrellevo ejercitando la paciencia… No puedo correr y subir una cuesta me cuesta el triple que antes, así que lo hago despacio y parando las veces que haga falta.

-¿Ha cambiado algo su actitud frente a los enfermos de covid debido a su experiencia?

-Trato enfermos de covid con mucha más frecuencia de la que me gustaría, porque sigue habiendo muchos casos. Mi actitud es mantener a raya al virus poniendo en práctica todas las medidas de prevención posibles.

-¿Cómo puede superar un sanitario de primera línea una situación que dura ya más de un año?

-A veces no resulta fácil mantener el ánimo, sobre todo cuando ves morir a compañeros incluso más jóvenes que tú. La mejor manera de no desmotivarse es centrar la atención en el día a día, y resetearnos cada vez que el cansancio físico o emocional llaman a la puerta.

"Hay que aceptar la situación y encontrar actividades que nos activen la alegría"

-¿Cómo se puede transmitir esperanza en esta situación?

-Ahora más que nunca es necesaria la esperanza. Les digo a mis pacientes que conecten con la energía amorosa de su corazón. Ahí no hay espacio para el desánimo.

-Va a dar un taller sobre el miedo en tiempos de pandemia. ¿Cómo cree que es posible que esa emoción no nos supere?

-Por experiencia, he comprobado que la mejor forma de disminuir el propio miedo es colocar nuestra energía en disminuir el miedo de quienes nos rodean. El mejor antídoto del miedo es el Amor. Las claves son la aceptación y la confianza. Un proverbio chino que me gusta mucho dice: «El miedo llamó a la puerta, la confianza abrió y afuera no había nadie».

-¿Y la fatiga pandémica?

No saber la fecha de caducidad exacta siempre es agotador cuando la situación nos disgusta. Por eso aceptar la situación es fundamental. Y encontrar actividades que nos activen la alegría.

-Ante el futuro, ¿nos medicamos o nos relajamos?

-El cuerpo es tan sabio, que si nosotros no le ponemos zancadillas, tiende de forma natural al equilibrio. Cuando estamos bien, producimos sustancias cien veces más potentes que el mejor de los fármacos y, lo mejor de todo, gratis y sin efectos secundarios.

-A la persona que ha perdido un familiar en esta pandemia, qué recomendación le daría?

-Perder a un ser querido duele, duele mucho y duele siempre. Si además no puedes despedirte, el desgarro llega a ser incluso mayor. A mí personalmente, que perdí a mi padre en pleno confinamiento, me ayudó mucho comprender que él no necesitaba de mi presencia para marcharse. No pudo haber funeral pero los rituales ayudan. En mi caso, preparé un homenaje a modo de despedida con todos los familiares y amigos unidos a través de internet. Y lo que más me ayudó y me sigue ayudando, es recordarle desde la gratitud por todos los valores que supo transmitirme.

«No veo túnel, esta pandemia me ha proporcionado muchos momentos de crecimiento»

-¿Parece claro que la única solución son las vacunas. ¿Cuál es su opinión? 

-No soy inmunóloga, pero no dudo de la eficacia de las vacunas. Yo estoy vacunada y créame que no pregunté qué vacuna me estaban administrando.

-¿Ve la luz al final del túnel?

-No veo túnel. Esta pandemia me ha proporcionado muchos momentos de crecimiento, de cambios positivos, de soltar lastre, de aprender a reconocer lo importante, de conocer a muchas personas sabias y sobre todo, de aprender a vivir en el Presente, que es al fin y al cabo, el único tiempo en el que transcurre la vida.