La primera romería de la patrona de Plasencia poscovid no ha sido como las de antes. No lo ha sido hasta el momento en que ha tenido lugar la procesión. Entonces, han vuelto el fervor y la pasión por la Virgen del Puerto, con los exteriores de la ermita a rebosar de gente, los pañuelos al aire, los vivas a la Virgen, a la Canchalera, como la conocen los placentinos y los aplausos.
El jueves, la presidenta de la cofradía de la Virgen, Leonor Nogales, decía que la previsión del tiempo era favorable para este domingo y que no llovería. Así ha sido y durante toda la jornada ha lucido un sol radiante y temperaturas que animaban a subir al campo.
Pero los presagios eran de lluvia y por eso, según ha explicado el edil de Interior, David Dóniga, aunque había dos peticiones para instalar carpas con música y bebida, "ante la previsión de lluvia decidieron no instalarse y ayer sábado ya no les daba tiempo". Su ausencia se ha notado. Los que han hecho el agosto han sido los puestos de algodón dulce, garrapiñadas y obleas, que también vendía bebidas y se le han agotado.
En el campo, los romeros han ido llegando sin prisas. Pocos han madrugado este año, aunque los ha habido, pero muchos han llegado a partir de las once, de las doce, «sin prisas y no hemos tenido problema para encontrar sitio», decían.
Porque mucha gente ha optado este año por subir al Puerto después de comer, para ver a la Virgen y también la procesión. Desde una hora y media antes de su inicio, era interminable el número de personas que subían a la ermita, a pie, en coche y en autobús, repletos.
Y así, a las seis de la tarde, no cabía un alfiler junto al santuario. De hecho, a las cinco ya había romeros cogiendo sitio en los canchales situados frente a la ermita para poder ver bien la salida de la patrona, que no se producía desde el 2019.
La Policía Local, Nacional, Guardia Civil, Protección Civil, Cruz Roja y el SES han velado por la seguridad y atendido las incidencias. Según Cruz Roja, que ha contado con un equipo de 17 personas y varios vehículos, y el concejal de Interior, solo ha habido rozaduras, contusiones y un proceso alérgico que ha necesitado traslado al hospital para observación, además de la caída de una mujer al finalizar la procesión, que ha necesitado atención al golpearse la nariz.
