El alcohol que se consume a diario en los países europeos, cerveza y vino mayoritariamente --el doble, de promedio, que en el resto del mundo, incluido EEUU--, se ha convertido en un motivo de preocupación para los organismos sanitarios de la Unión Europea (UE), que han financiado el mayor estudio realizado hasta ahora sobre las medidas políticas que controlan este hábito en el área europea. La investigación destaca, como elemento de máxima preocupación, el consumo alcohólico entre los jóvenes de 15 años, y encabeza sus conclusiones proponiendo a las autoridades de la UE que se establezca la "prohibición total" de la publicidad sobre bebidas alcohólicas en cualquier soporte y medio. También plantea que las etiquetas de los envases de productos etílicos adviertan de los riesgos para la salud que implica su consumo, como ya se hace en las cajetillas de tabaco, y que se limiten los puntos y horarios de venta de dichos productos.

Los autores del estudio, 71 científicos de 33 instituciones de 14 países de la UE, coordinados desde el Hospital Clínic, de Barcelona, cifran en 138.000 las muertes anuales ocurridas en la zona europea que son "directamente atribuibles" al consumo de alcohol. El 40% de estos fallecimientos son consecuencia de una cirrosis hepática, otro 30% se producen en accidentes o actos violentos ocurridos en estado de embriaguez y un 20% se deben a diferentes formas de cáncer vinculadas al consumo de bebidas alcohólicas.

"El alcohol es una sustancia adictiva y, como tal, debe prohibirse cualquier publicidad o patrocinio que estimule su consumo --afirmó ayer el psiquiatra Antoni Gual, responsable de la unidad de adicciones del Clínic e impulsor del estudio--. Está comprobado que cuanta más publicidad alcohólica ve un menor, más expectativas crea en su mente sobre esas bebidas y antes iniciará su consumo. Y cuanto antes lo inicie, más cantidad necesitará tomar a diario".

Los españoles se inician en la actualidad en el consumo de alcohol entre los 10 y los 13 años, indicó Gual, citando los últimos estudios epidemiológicos del Plan Nacional sobre Drogas. "Paradójicamente, la legislación española prohíbe vender alcohol a los menores de 18 años", destacó Gual. La bebida predominante a esas edades es la cerveza, seguida de la mezcla de vino con cola, el calimocho.

El estudio impulsado desde el Clínic, cofinanciado por la UE con cuatro millones de euros y denominado Amphora (Alcohol Public Health Research Alliance) será expuesto hoy ante el Parlamento Europeo. "Esperamos la reacción inmediata de la industria del alcohol --aseguró Gual--. Dirán que esta investigación tiene graves déficits metodológicos, o que no todos los científicos opinan lo mismo, o bien que hemos exagerado. Y lo difundirán en forma de un nuevo estudio". "La industria europea del alcohol es muy potente, mucho más relevante que la del tabaco, radicada fundamentalmente en EEUU", añadió el psiquiatra.

PRESION Entre las causas que explican el descenso de la edad de inicio del consumo de alcohol en España, Gual destacó la "presión" que ejercen los programas deportivos o series juveniles directamente patrocinados por marcas alcohólicas. "Esos mensajes invaden el ámbito de las convicciones personales y se incorporan a la cultura --dijo--. Ya está asumida la idea de que si no bebes alcohol no te diviertes, o que no puede existir fiesta si no se sirven bebidas de la graduación que sea".

El manifiesto que los autores de Amphora presentarán en el Parlamento Europeo enumera las más de 200 enfermedades que, indican, están provocadas por el consumo alcohólico, así como los actos violentos relacionados. Homicidios, accidentes, violencia interpersonal o suicidios son citados entre ellos, así como el incremento de enfermedades sexuales transmisibles, trastornos del feto en el caso de las embarazadas que toman alcohol, cambios en la estructura del hipocampo cerebral cuando se consume en la adolescencia o un deterioro general del sistema inmunitario que facilitaría el contagio de la tuberculosis y de infecciones víricas.

Los autores del trabajo también destacan la baja cobertura sanitaria a la que acceden quienes sufren una adicción alcohólica avanzada.