La pandemia y la crisis han empeorado la situación económica de más del 35 por ciento de la gente, y eso influye en su alimentación. Tres de cada diez personas con peor situación consume, por ejemplo, menos fruta y compra sobre todo en función del precio sin poder permitirse atender a la calidad. Empeora la dieta a medida que avanza el mes, cuando el dinero empieza a escasear. El auge del teletrabajo tras la pandemia ha favorecido ciertas dietas, porque quienes teletrabajan suelen cocinar más y pueden cuidar más la alimentación. En general dedicamos una media de 37 minutos al almuerzo, aunque crece el porcentaje de personas que comen solas, frente a pantallas, sin conversar o prestar atención a lo que comen. Disminuye el número de personas que compran en el mercado y en pequeño comercio. Pese a todo, seguimos teniendo un elevado concepto sobre nuestras artes culinarias y nos puntuamos con casi un notable: un 6,91. Son datos de un informe elaborado por el Instituto Universitario CEU y la Fundación MAPFRE tras una encuesta realizada a 2.000 personas mayores de edad.