Hizo frío, aunque el sol brilló para la romería de San Blas y eso atrajo a numeroso público a la explanada de la parroquia por la mañana y, especialmente por la tarde, cuando a los habituales de esta fiesta el ambiente en el barrio les recordó a aquellos años en los que el día de San Blas era festivo por la tarde. La afluencia de público permitió que se agotaran las 6.000 roscas que habían encargado este año, y que tanto la mesa de ofrendas de la tarde, como la tómbola y el rastrillo consiguieran recaudar una cantidad importante de dinero que se destinará a ayudar a las familias necesitadas de la parroquia y también al sostenimiento de la misma. Este año se prevé hacer una intervención en las tallas de San Blas, del siglo XVIII, y de Santa Lucía, para reparar algunas grietas aparecidas.

"A las nueve y cuarto de la mañana se estaban vendiendo la primeras roscas de anís", señaló el párroco de San Blas, Antonio Pariente, que como el resto de organizadores, estaba desde primera hora de la mañana ultimando preparativos y disponiéndolo todo para la llegada de los romeros. Con él, voluntarias de la parroquia como Ana Romero o Flori Porras, que lleva 14 años colaborando en cada celebración de San Blas, siempre al frente del puesto de roscas de la casa parroquial.

Sin embargo, como es habitual, fue a partir de la doce de la mañana cuando la gente comenzó a congregarse en el barrio para cumplir con la tradición de las roscas de anís y el cordón de San Blas, protector de las afecciones relacionadas con el aparato respiratorio. Aunque en el puesto que gestionaba como cada año Natividad Quintana, esta vez acompañada por Esperanza Cebadero, había también medallitas, pañuelos y dedales, los cordones de colores eran el principal reclamo. "La mañana había comenzado floja, pero ahora se están vendiendo muchos cordones y también ejemplares del libro de San Blas, la novedad este año", señaló la más veterana.

LOS VECINOS Muchos de los que pasaron por San Blas lo hicieron también atraídos por la exitosa iniciativa puesta en marcha hace unos años por la asociación de vecinos del barrio para atraer a más público durante la mañana y que consiste en repartir de forma gratuita una ración de carne de cerdo con pan y ponche. Esta vez, no se repartieron chuletas como era habitual, sino prueba de cerdo guisada por Miguel Méndez, uno de los integrantes de la directiva del colectivo vecinal, "a base de ajo machado, orégano, pimentón, vino y aceite", según reveló él mismo. Se utilizaron 120 kilos de carne troceada, procedentes de la matanza que la propia asociación había realizado una semana antes y la nueva apuesta triunfó entre los asistentes, no solo a juzgar por la cola que se formó en torno a la mesa en la que se repartían las raciones, sino también por la reacción y las felicitaciones de quienes las probaron. "La gente pregunta por qué lo hemos cambiado. Pero lo cierto es que es primer año que nos dan después la enhorabuena", señaló Isabel sin parar de repartir porciones de prueba. Poco antes de las dos de la tarde se entregaron las últimas.

Tampoco faltó a la cita Ricarda, que desde hace más de tres décadas instala su puesto de coquillos, floretas y roscas artesanales en la romería. Ayer, como en las últimas ediciones instalada en la puerta del edificio Valhondo, ajustó los precios y regaló una pieza por cada docena para ayudar a los cacereños que se pasaron por la romería de San Blas.

MUSICA Por la tarde fue el turno de la actuación del grupo folclórico El Redoble, que como es habitual, llenó de público la explanada de San Blas y también de la mesa de ofrendas, que estuvo animada un año más por Concesa Corchero ataviada con el traje de montehermoseña. Por la mañana también estuvo controlando las donaciones que llegaban, principalmente dulces artesanos, pero también quesos, empanadas y cestas de fruta.

"Temíamos que con la situación tan mala que tienen las familias no hubiera muchos platos este año, pero al final la gente se está volcando", señaló. Consiguieron más de una treintena de aportaciones. "Aun así, en los años buenos de San Blas, cuando esto se ponía de bote en bote había hasta 60 platos y se vendían 22.000 roscas", recordó. No se llegó a esos extremos, pero San Blas, también vivió ayer su día grande.

Hoy terminan los actos en honor del santo con la misa a la 12.00 y a continuación la procesión alrededor de la iglesia.