"Esta es su casa y puede estar jugando aquí hasta que el quiera". Quien así de concluyente se expresa es Domingo Barroso, presidente del Ciudad de Cáceres. A Barcala se le quiere, se le aprecia y se le respeta a todos los niveles en el equipo. Desde sus compañeros, al propio presidente. Pasando por su entrenador, Oñi. Se lo ha ganado a pulso.

Es tal su ascendente en el equipo que, aunque se espera que sigue indefinidamente formando parte del equipo, el día que se retire no se quiere prescindir de sus servicios. "Cuando quiera dejar de jugar puede pasar al banquillo como ayudante de Oñi, lo que él quiera", apunta Barroso. Barcala se emociona cuando le hablan de homenajes: "Hombre, sí que me gustaría, ya que en otros sitios no me hicieron nada después de estar muchos años". Habla, sin nombrarlo, del Cacereño.

El presidente no es tan recatado: "Homenaje le vamos a hacer seguro el día que se retire. Y, además, vamos a hacérselo a su altura. Todo va a depender de la circunstancias en que nos encontremos, pero intentaremos traer un equipo de caché. Queremos hacerle algo digno, ya que en otros sitios no se lo han hecho. En el Cacereño no se portaron bien con él. Por eso, intentaremos traer al Mérida cuando se retire. Y si no algo que esté a su altura".

El propio Barcala duda cuando se le hace la pregunta del millón. "Mientras me siga gustando, seguiré", pero su rostro insinúa que es consciente de que la hora se acerca. El presidente no se resigna: "Yo le veo jugando el año que viene".