El cuerpo contiene la biografía tanto como el cerebro". La medianoche anterior al primer día de rodaje, a Isabel Coixet le sorprendió una llamada. Era Philip Roth, para recordarle esta cita de la irlandesa Edna O´Brian, que se reproduce en la primera página de El animal moribundo , el libro que les une a ambos, aunque la adaptación que ha realizado la cineasta se titule Elegy , como otra de sus novelas.

"Debes mostrarlo: la piel tiene memoria", insistió Roth. Ayer, tras emocionarse ante los aplausos con que su película fue recibida en la Berlinale, Coixet confesó que en su debut en Hollywood no lo ha mostrado todo, que las irrefrenables escenas eróticas no son tan explícitas, que no eran relevantes. "Pero el espíritu está".

El sexo se convierte en un contrapunto extraordinario para este relato que profundiza en la vulnerabilidad del ser humano. También indaga en el miedo a los compromisos y en el temor a la muerte. "No es una comedia. Es un tratado sobre la belleza y lo que significa su pérdida al enfrentarse a una grave enfermedad", definió Coixet ante una sala repleta de cámaras y periodistas, que no paraban de hacer fotos con los móviles a un sonriente Ben Kingsley y a una Penélope Cruz de impacto.

ENIGMAS "Conozco la naturaleza humana", agregó Coixet. Por esa razón no rechazó el difícil reto de trasladar al cine un relato que, a través de la complejidad de sus personajes, analiza los grandes enigmas de las relaciones de amor y amistad que se establecen en la época actual. Elegy es una inteligente y comprometida reflexión sobre el egoísmo, la soledad, los celos, los sentimientos de dependencia y libertad, las presiones y compromisos sociales y el cuerpo, entendido como elemento de vida. "Nadie quiere que le hagan daño, por eso tenemos tanto miedo a los sentimientos", argumentó Coixet.

Kingsley aseguró que no hay barreras entre Penélope y él. La complicidad, por sus miradas, era evidente ayer y en el rodaje, cuando interpretaron a ese profesor, maduro, erudito y melómano, que acaba enamorándose de una atractiva y joven alumna cubana.

Penélope alzó la voz para negar que haya declarado que se siente víctima de la belleza. "Sería egocéntrico creer que mi imagen ha determinado mi carrera. El éxito deriva de la confianza que extraordinarios directores han depositado en mí desde los 17 años".