Los años de gobierno le han enseñado a Silvio Berlusconi la utilidad de un plan b. Recién desbancado del Ejecutivo italiano por las urnas, el propietario del Milan ya ha encontrado un paraje idílico para retirarse: Suiza. La familia Berlusconi ha comprado una mansión neorrococó en el país helvético, un paraíso para los jubilados con alergia al fisco.

Siguiendo las avispadas técnicas que usó en política, el magnate, de 69 años, ha adquirido la casa en el cantón de los Grisones, lindante con Italia, a través de su suegra, ya que la ley helvética restringe la compra de viviendas a extranjeros.

El diario sensacionalista Le Matin dio el lunes esa información, en la que adelantaba la posibilidad de que Berlusconi se retire a esa casa. Según el rotativo, la propietaria del caserón de la localidad de S-chanf, en la Alta Engadina, es la suegra de Berlusconi, Flora Bartolini, de 76 años, que consiguió un permiso de residencia en el 2004.

Sin embargo, los trabajos de reforma los ha dirigido la esposa del Cavalieri, Veronica Lario, y han costado "varios millones de francos suizos". La vivienda tiene tres pisos y ocho baños.