Henrietta Swan Leavitt (1868-1921 // Estados Unidos)

Tras estudiar las cefeidas -un tipo de estrellas cuyo brillo varía de forma periódica-, la astróloga dio con un método para medir la distancia que separa la Tierra de los asteroides que en la actualidad sigue utilizándose. Esa fórmula demostraba que el universo era más grande de lo que se pensaba y décadas más tarde le serviría a Edwin Hubble para formular su teoría del Big Bang.

Willamina Fleming (1857-1911 // Reino Unido)

Se le atribuye la identificación de miles de astros, aunque su mayor hallazgo fue la nebulosa estelar Cabeza de Caballo y el descubrimiento de las enanas blancas -estrellas en fase de destrucción-. A las órdenes del director del Observatorio de Harvard, de quien también era asistenta, su misión era coordinar el equipo de mujeres que mapeó el cielo a finales del siglo XIX.

Maria Mitchell (1818-1889 // Estados Unidos)

No pasó a la historia por el cometa que descubrió, y que lleva su nombre, sino por haber abierto las puertas del estudio del cielo a las mujeres. La primera profesora de Astronomía de Estados Unidos luchó durante toda su vida por dignificar la labor de las investigadoras científicas y por ofrecer a las niñas acceso a la educación. Mitchell fue una pionera adelantada a su tiempo.

Cecilia H. Payne (1900-1979 // Reino Unido)

Después de estudiar el espectro de infinidad de astros, Cecilia H. Payne llegó a la conclusión de que las estrellas estaban formadas por hidrógeno. Las burlas de la comunidad científica masculina fueron tan sonoras que se vio obligada a cambiar esa conclusión en su tesis doctoral, aunque años más tarde le dieron la razón. En el año 1956 se convirtió en la primera mujer profesora de la Universidad de Harvard.

Annie Jump Cannon (1963-1941 // Estados Unidos)

En el tiempo que formó parte del equipo femenino de las calculadoras de estrellas de Harvard, la investigadora, que se aficionó a la astronomía por influencia de su madre, llegó a identificar 300 estrellas. Su método para clasificar los astros sentó las bases del sistema de catalogación de cuerpos celestes. Un cráter de la Luna y un asteroide llevan su nombre. Fue la primera mujer en recibir un doctorado honorario en la Universidad de Oxford.