--¿Era necesario un estudio para corroborar que en el ámbito rural hay menos lectores?--La creación del Observatorio de la Lectura respondía precisamente esto: que nos fuese indicando la situación de todo lo relacionado con la lectura y que nos aportase estudios prospectivos. Pero el interés no es tanto saber dónde está el problema de nuestros índices de lectura, como saber qué actuaciones debemos implantar para fomentar la lectura y mejorar esos índices. Sabíamos que partíamos de una base de grandes carencias culturales por la marginación histórica que ha sufrido la región. Esto nos permite saber dónde actuar de cara al futuro.

--Habla de actuaciones futuras. Pero ¿qué tipo de medidas vienen aplicando para paliar esta situación en el ámbito rural?--Hace años implantamos una iniciativa muy fuerte, bajo el eslogan "Ningún pueblo sin biblioteca". Ahora tenemos una red de más de 448 bibliotecas y agencias de lectura que sirven como núcleos desde los que actuar. También estamos lanzando actividades de interés para la población, formando y preparando a los responsables de esas instalaciones, renovando su fondo documental y financiando cualquier actividad que fomente la lectura: concursos, cuentacuentos...

--¿Hay resultados, está llegando todo eso al ciudadano?--Pensamos que sí. Estamos editando material promocional para tener a la lectura como un elemento social y presente en la calle. También estamos creando clubes de lectura. A veces en pueblos pequeños un lector no sabe que su vecino también lee. Nosotros pretendemos reunirles, porque el lector contagia a los demás el deseo de leer. Llevan un año en marcha y es rara la semana que no recibimos una solicitud de creación de club de lectura. Ahí obtenemos el respaldo social.