No se puede negar que como autor Ken Follet sabe cómo enganchar al lector, asumiendo incluso riesgos. Que el libro tenga más de mil páginas no parece haber asustado a nadie. "Debía ser una novela larga porque cuento toda la vida de una serie de personajes y ese proceso es arduo y complejo". De esa complejidad, el autor ha terminado no harto, pero sí satisfecho. "Para mí ha sido como decir adiós a unos invitados a los que he tenido en casa el fin de semana y con los que me lo he pasado muy bien". En estos momentos Follett anda embarcado en un libro que sucede en el siglo XX pero no le hace ascos a una tercera entrega en Kingsbridge.