El escritor cacereño Víctor Chamorro (Monroy, 1939) vuelve a hacerse un hueco en el panorama literario nacional con su obra Pasión extremeña en 13 actos, editada por Planteamiento Editorial, y que supone un intento de encontrar "aquello que nos distingue como extremeños del resto de pueblos".

Según recoge la agencia Efe en una entrevista, Chamorro relata que la peculiaridad de los extremeños es "un sentimiento, que no tiene nada de nacionalista y no es contra nada ni contra nadie". En su opinión, el extremeño es universalista y, mientras otros pueblos se unen para reivindicar hechos diferenciales "que sólo significan yo soy más que tú, el extremeño no, suma y no resta". "Y eso a pesar de que con la lista de agravios históricos que tenemos se podría empapelar el universo".

Para Chamorro, su nueva obra en un homenaje a los "sobrevivientes" de una forma de mirar la vida y de contarla con llaneza y cercanía.

Se trata de trece actos que hermanan historia, narración, poesía y teatro "con la única pretensión de hacer literatura, a ser posible buena literatura, que no es otra cosa que buscar aquellas palabras aún en boca de nuestros mayores que más revelen y rebelen".

El escritor cacereño defiende a toda costa que si se raspa la piel de cualquier "urbanita" español aparece su veta campesina y ganadera "y escapa de su emoción la necesidad de reconciliarse con esos ancestros campesinos y ganaderos".

En Pasión extremeña en trece actos, personajes reales de diferentes siglos, como Carlos V, Cervantes, Unamuno, Cristóbal Colón, Bartolomé de las Casas y Pedro de Valencia, entre otros, se encuentran y charlan sobre los temas recurrentes de la historia extremeña: el mal reparto de la tierra y la dehesa que se pierde en el horizonte y que fue factoría de paludismo, paro, hambruna y emigración.

Haciendo un recorrido por trece hitos fundamentales de la historia extremeña, que pueden leerse por compartimentos estancos, pero que tienen vasos comunicantes, los personajes dialogan con las palabras que ellos mismos escribieron y refrescan el discurso de las dos Españas.

Además, Chamorro pretende dejar claro que el enclaustramiento al que ha estado sometido Extremadura ha posibilitado "la preservación del castellano más puro de Berceo y de Cervantes, ya que el aislamiento secular libró al idioma de contaminaciones urbanitas".

El escrito advierte que su nueva obra no es un novela, tampoco un ensayo, ni una dramatización, sino que se trata "de todo un poco, y un mucho de hacer literatura sobre todo dirigida a las nuevas generaciones, a aquellos que se les ha dado de todo, pero se les ha quitado el lenguaje, las palabras más bellas y significativas, aún en boca de nuestros mayores".

"Todos los móviles, 'internetes' y los ordenadores del mundo no valen lo que una palabra de las que todavía se escuchan en las últimas solanas y tabernas. Pellizcos de levadura empática y cosmogónica que buscan herederos. Trece pellizcos".

Víctor Chamorro, licenciado en Derecho y profesor, ha escrito, entre otras obras, El santo y el demonio (1963) y El adúltero y Dios (1964), finalistas ambas del Premio Planeta, y es el autor de la Historia de Extremadura en ocho volúmenes, de Guía de bastardos (2007) y Los Alumbrados (2008).