En un fin de semanas de estrenos algo anémicos (ninguna superproducción hollywoodiense destacada y lista para arrasar como ocurrió en semanas anteriores con Prince of Persia ) cualquiera podría hacerse con los gustos de la taquilla. Y esta apuntó entre el viernes y el domingo pasados hacia Marmaduke , en lugar, por ejemplo, de hacia The blind side (con el aval del Oscar para Sandra Bullock) o la española El misterio de Ira Vamp . Los 700.000 euros recaudados por esta producción infantil protagonizada por un perro que habla tampoco son para tirar cohetes, pero da idea de la dispersión de la audiencia. En su estreno estadounidense, esta comedia familiar de la Fox pasó desapercibida.

El origen de Marmaduke es un cómic creado por Brad Anderson en 1954 para los periódicos. Su éxito en Estados Unidos se exportó a otros lugares (más de 600 periódicos de más de 20 países). Posteriormente se convirtió en una serie de dibujos animados y, como ha ocurrido con otros personajes impresos (superhéroes preferentemente), ha terminado cobrando dos dimensiones en los cines en imagen real. La peculiaridad de este personaje es que es un perro gran danés que habla a través de la voz del recuperado actor Owen Wilson en la versión hollywoodiense.

¿Y qué cuenta esta película? El viaje a California de una familia con Marmaduke incluido. Libre por las calles, el perro adoptará comportamientos humanos en sus relaciones con otros animales, incluido un gato. Puede recordarse la serie Beethoven , aquella serie de películas protagonizada por un sambernardo para conocer el territorio en que se mueve Marmaduke : una anarquía caótica, valga la redundancia allí por donde quiera que pase.