Este equilibrado, competido y maravilloso Mundial de F-1 va repartiendo triunfos, sanciones y averías entre sus cinco pretendientes como una ruleta de la fortuna: ratratratac, tac, tac, tac... tac: la aguja de Hungría se detuvo en el nombre de Mark Webber, el más afortunado del día. El gran premio en el que los Red Bull asustaron por su rendimiento, una sanción retrasó a Sebastian Vettel a la tercera posición. Y ahí, incrustado entre los coches azules, tras una gran salida y una carrera impecable, Fernando Alonso atrapó otro podio y los puntos necesarios para alimentar su remontada en la clasificación.

La aguja de esa ruleta pasó de largo ante Jenson Button, incapaz de pasar de la octava posición, perdido en un fin de semana sin encontrar reglajes para su McLaren. Y de Lewis Hamilton, apeado del liderato del campeonato tras abandonar con el cambio roto cuando rodaba cuarto. En privado, el sábado, entre amigos, hacía cábalas Alonso sobre la clasificación del Mundial que mantendrá en su cabeza mientras se tuesta al sol en alguna isla. Y no andaba descaminado. "Antes de Alemania me separaban 47 puntos, ahora solo 20. Es para estar satisfecho", dijo al finalizar una carrera que vivió momentos emocionantes. El primero en la salida. Tampoco ahí fallaron los cálculos del español. Adelantó a Webber y se colocó a rebufo de Vettel con el que se pareó en la frenada. "Tuve una oportunidad de ponerme primero, pero, como en Hockenheim, Vettel fue digamos que demasiado agresivo, aunque luego lo pagó".

Vettel no fue el único que alargó la frenada y la trayectoria en la primera curva. Robert Kubica hizo lo mismo con Pedro de la Rosa. Sacó al catalán a la escapatoria y a punto estuvo de arruinarle la carrera en la que sumó los puntos que merece desde hace mucho. Pero, como Vettel, Kubica también la pagó de otra forma. Fue durante la entrada del coche de seguridad para retirar un trozo de alerón del Force India de Sutil. Cuando la carrera se había estabilizado con Vettel, Alonso, Webber, Massa, Hamilton, Petrov, Rosberg, Kubica, Barrichello, Hulkemberg, De la Rosa y Michael Schumacher en las 12 primeras posiciones el safety car dio paso al caos. Como siempre.

ENORME CAOS Ocurrió en la vuelta 15, suficiente para animar a un masivo cambio de ruedas. Se detuvieron todos menos Webber y Barrichello. Vettel fue el primero en entrar, al límite, tanto que se subió por el piano de entrada. Alonso fue el segundo. Hamilton adelantó a Massa en el mismo pit lane . Se mascaba un accidente, y si no hubo víctimas fue casualidad. Sí algún herido, como Nigel Hope, el mecánico de Williams, golpeado en su cabeza por una rueda que cruzó el pit a toda velocidad dando botes. Era la del Mercedes de Nico Rosberg. Esto es Hungaroring y aquí siempre hay tuercas mal apretadas. De milagro no hubo más heridos, porque los mecánicos de Renault dieron la orden de salir a Kubica cuando Adrian Sutil hacía su entrada. Tras colisionar haciendo saltar a los mecánicos, los coches se quedaron enganchados como perros en celo, en una escena caótica.

Webber era el primer coche en rodar tras el coche de seguridad. Tras él, Vettel, Alonso, Hamilton y Massa. En la última vuelta del safety car en pista, Vettel dejó una distancia de casi 100 metros cuando el reglamento solo permite "diez coches de distancia", unos 50 metros. Pareció una maniobra para dar ventaja a su compañero frente a Alonso --Webber aún tendría que cambiar ruedas-- pero solo fue "un despiste, pues intentaba calentar ruedas y frenos y no vi la luz que indicaba que el coche de seguridad se iba", explicó el alemán. Los comisarios le sancionaron con un paso por los garajes y regresó por detrás de Alonso. El asturiano supo mantenerlo a raya durante 30 vueltas, sin el más mínimo fallo, ni un plano en las ruedas, ni una trazada larga. Nada. Impecable.