El Cacereño se quitó ante el Amanecer de un plumazo (0-5) la mala sensación que se trajo de Montijo (4-1). Y hoy tiene una nueva cita amistosa, la tercera en menos de una semana, en el campo del Miajadas (20.30 horas). La ‘mini pretemporada’ de los verdes va cogiendo vuelo, aunque con las limitaciones de haber empezado más tarde que nunca y haberlo hecho con el presupuesto más bajo de los últimos años.

José María Rebollo, el nuevo entrenador, ni dramatiza con la goleada en Montijo ni se muestra eufórico tras la de Sierra de Fuentes. «Iremos a más desde la paciencia y la tranquilidad», recomienda, destacando que «el grupo está trabajando de forma sensacional».

Rebollo reconoce que el equipo «necesita partidos», pero que concluir con cinco amistosos no es una mala cifra. Eso sí, estarán más comprimidos. «En Montijo se dieron una serie de circunstancias que llevaron a ese resultado, que considero abultado, aunque la victoria del rival sí que fue justa. Tuvimos 20 minutos de desconexión. Lo que queremos es la solidez defensiva que sí tuvimos ante el Amanecer», explica, asumiendo «natural» que los rivales salgan con más motivación ante el Cacereño. «Eso siempre ha pasado. Somos el Cacereño. No creo que hayamos perdido nada de nuestra esencia», apunta.

Sigue faltando rematar la plantilla con varios futbolistas que le puedan otorgar un salto de calidad, pero Rebollo considera que lo más difícil, «conseguir un mínimo de gente para arrancar», ya se ha conseguido.

Dentro del movimiento constante en los entrenamientos se ha despedido a Timo, que estaba a prueba («es un chaval excepcional con una gran actitud», dice el técnico), y ha llegado Patricio, un lateral izquierdo argentino al que se evaluará hoy de forma definitiva. Tras jugar en Miajadas se tomará una decisión definitiva sobre su continuidad o no.

¿Y Antonio Martínez Doblas, el dueño del CPC? ¿Cómo está siguiendo esta atípica pretemporada? «Tenemos una comunicación bastante fluida. Nos dice que estamos trabajando bien. Ya lo apuntó él públicamente: no va a dejar tirado al Cacereño. Esto es suyo», remata Rebollo.