Justo después de cada partido en el Príncipe Felipe se ha convertido en algo habitual preguntar al técnico visitante sobre las diferencias entre Cacereño y Badajoz y cuál creen que tiene más opciones de pelear por el ascenso a Segunda B desde el puesto de campeón. Sin mojarse demasiado, suelen elogiar a ambos por igual, asegurando que los dos tienen unos plantillones, «quizás con más calidad en el Badajoz, pero con más experiencia en el Cacereño», llegó a decir alguno, que a continuación se hacía una pregunta en voz alta: «¿Qué creéis que es más importante en la Tercera División?».

Disputadas 22 jornadas, solo un punto separa al Cacereño, líder, del Badajoz, con el tercer enfrentamiento de ambos esta temporada en el horizonte: 12 de febrero en el Nuevo Vivero. El primero, la final de Copa Federación, lo ganaron los blanquinegros, y el segundo, el duelo de la sexta jornada de liga, los verdes.

La diferencia entre ambos, por lo tanto, es mínima, como han dejado claro muchos entrenadores en la sala de prensa del Príncipe Felipe, donde el domingo, Miguel Rubio, preparador del Coria, aportó una clave importante: «A lo mejor al Badajoz le beneficia más el terreno de juego que al Cacereño». El ¿césped? del estadio verde está prácticamente impracticable y aunque son muchos los equipos que sufren algo similar («el nuestro está incluso peor», añadió Miguelete»), el CPC tiene una plantilla con un buen juego combinativo difícil o imposible de practicar en casa.

«El Cacereño tiene un equipazo y si tiene que jugar combinativo te hace daño y si va en disputa es imparable; en el juego directo y en segundas jugadas es mejor que el Badajoz, pero éste tiene mejor terreno de juego y los puntos que se ha dejado el Cacereño en casa dicen que el terreno de juego no le ayuda», reconoció Rubio.

Solo ha perdido tres partidos el Cacereño esta temporada y todos en su campo, Jerez (0-1), Don Benito (1-2) y Coria (0-1). Nueve puntos que han volado del Príncipe Felipe, algo que no ha sufrido el Badajoz, que solo ha cedido dos empates en el Nuevo Vivero.

«El campo facilita el juego defensivo de nuestros rivales», se lamentaba Adolfo Muñoz, al que hace nueve días, después de jugar en el Municipal de Arroyo de la Luz, de césped artificial, le preguntaron con qué campo se quedaba, en el que acababa de jugar o el del Príncipe Felipe: «Me pones en un aprieto tremendo... mejor no voy a contestar», reconoció entre risas. Pero no hay elección posible. Tendrá que lidiar con el maltrecho césped del estadio de la carretera de Salamanca otros siete partidos... más el play off.