No es que la inversión sea grande ni que los fichajes tengan detrás una reconocida trayectoria, pero al menos esta temporada el Cacereño se refuerza en la zona de vanguardia ante la falta de efectivos por las lesiones y también para alimentar la renacida ilusión que se ha generado tras los dos últimos triunfos en casa y estar a tiro de piedra del cuarto clasificado. Llegan Sergio Alvarez y Adolfo para ayudar a los verdes a soñar simplemente con jugar la promoción de ascenso.

Tres temporadas llenas de oscuridad han provocado que la cercanía de los puestos que dan derecho a seguir jugando en el mes de junio hayan ilusionado a aficionados desencantados con la trayectoria reciente de su equipo. Es poco lo que piden, pero la mínima respuesta que han dado los futbolistas con dos triunfos seguidos en el Príncipe Felipe les llena el vacío que deja tanto sufrimiento en puestos indignos de un club histórico.

Uno de los recién llegados es Adolfo, un joven onubense que juega como mediapunta y que se ha criado en la cantera del Málaga desde la categoría cadete. Adolfo Soriano tiene 19 años y ha jugado esta temporada en el equipo de su pueblo, La Palma del Condado, donde ha marcado seis goles. Regresó a casa tras el desembarco de la familia Sanz en el Málaga, pues "comenzaron a recortar por la cantera y los jugadores que éramos de fuera. Yo estaba haciendo la pretemporada con el Málaga B y me tuve que ir a casa hasta que mis paisanos Oñi y Nico me trajeron a Cáceres para hacer una prueba", apunta el futbolista. Espera "ayudar con goles a estar lo más arriba posible" y destaca de su juego "el uno contra uno y la llegada por banda".