Cuando el partido se aprieta y la adrenalina se dispara definitivamente, el Cáceres 2016 puede estar tranquilo. El equipo, metido feliz en una racha de seis triunfos consecutivos pese a la ausencia de su gran estrella, Wayne Simien, mantiene una línea muy poco habitual: ha ganado todos los encuentros en lo que va de temporada en los que el marcador ha llegado igualado al final. La estadística es contundente: cuando un partido se ha resuelto por menos de siete puntos de diferencia, siempre ha ganado el equipo de Manuel Hurtado. Y esto ha ocurrido nada menos que diez veces en lo que va de temporada.

Tradicionalmente se dice que, a lo largo de una campaña, estas situaciones se reparten al 50% entre victorias y derrotas, que es pura suerte que entren o no los tiros en esos instantes decisivos cuando las pulsaciones están al 100% y las consideraciones tácticas pasan a un segundo plano. La última vez que esto sucedió fue el viernes pasado ante el Beirasar Rosalía: con tres abajo en el marcador, los gallegos pudieron empatar en la última jugada, pero un pívot como Adrian Moss le robó sorprendentemente el balón al base Harry Taylor. La explicación puede buscarse en la buena cantidad de jugadores experimentados que tiene el Cáceres 2016 y que han vivido muchas veces este tipo de desenlaces: Lucio Angulo, Chus Poves, Rod Brown... La cuestión es que, hasta ahora, siempre se ha tomado la mejor decisión (hacer falta, o no hacerla, por ejemplo) y se ha atinado en ataque cuando más necesidad había y el pulso podía temblar. De haber ocurrido todo lo contrario, la clasificación --octavos, bien situados para entrar en playoff -- sería bien distinta.

De Rosalía a Rosalía

Este ángel en el capítulo decisivo de los encuentros empezó en la primera vuelta precisamente contra el Beirasar Rosalía (66-70) en la sexta jornada. Con dos puntos por detrás y unos segundos por jugar, Nana Harding falló un intento que hubiese propiciado al menos la prórroga.

Frente a Los Barrios, en la undécima jornada, también hubo una gran dosis de sangre fría (69-65), lo mismo que siete días después frente al Tenerife (82-85). La semana siguiente el desenlace se repitió ante La Laguna (68-62).

Uno de los momentos más dramáticos de la temporada se produjo la noche del 23 de enero en la pista del Ford Burgos. Diego Guaita convirtió dos tiros libres faltando tres segundos para el final para poner el 84-85 definitivo. Las dos siguientes victorias que se han producido fuera también tuvieron una enorme dosis de suspense: en Gandía se pasó de un 70-67 a falta de minuto y medio al 70-75 final y en Illescas, tras perder 23 puntos de diferencia, la calma reapareció en el momento adecuado para un 58-63. En medio, el triunfo ante La Palma también peligró, pero la balanza volvió a desequilibrarse de lado cacereño (70-66). El 82-79 del viernes ante el Beirasar Rosalía ha sido el último ejemplo.

Otro dato curioso es que los diez partidos que el Cáceres 2016 ha perdido esta temporada han oscilado entre los 7 (78-71 en Vic) y los 15 puntos (54-69 ante León) de diferencia. No ha habido pues ninguna paliza de las que tanto escuecen y eso también suma.