Por Dios! Que nunca más se vuelvan a caer. Que nunca más Alberto Contador y Chris Froome priven al mundo entero de presenciar su duelo en un Tour que se quedó huérfano sin ellos, como los aficionados que han tenido que esperar a una Vuelta coloreada de ronda francesa para verlos en acción. Primero en La Farrapona y ayer en Ancares. Dos subidas que se transformaron en Alpe d´Huez y Pra Loup, allí donde Bernard Thévenet ejecutó a Eddy Merckx, en 1975, y que ya figuran como primer adelanto del relato de la próxima grande boucle , que los aguarda a ambos con los brazos abiertos.

Hoy Contador ganará la Vuelta en Santiago, el fin del camino, según estaba escrito en el cartel publicitario de la carrera. Y lo hará sabiendo que su triunfo está cargado de una fuerza sobresaliente, porque lo ha hecho ante el más grande rival que nunca se ha encontrado en una carrera grande, un Froome extraordinario, maravilloso e inconformista.

EL MEJOR RIVAL Los grandes triunfos son más épicos si se consiguen ante el mejor contrincante, en un duelo entre iguales, como cuando Fernando Alonso se coronó ante Michael Schumacher o Rafael Nadal con Roger Federer. Estas victorias tienen un sabor especial. Y lo mejor, lo más extraordinario que le podía haber pasado a esta Vuelta es, precisamente, en sus dos mejores subidas, vibrar con Contador y con Froome, primero y segundo en ambas etapas y en la clasificación final.

Se dirá que ayer en Ancares, donde Froome atacó hasta cinco veces a Contador --cómo sufrió y se retorció el madrileño para no perder la rueda del británico a seis kilómetros de la cima-- el líder del Sky se merecía la victoria. Tal vez. Por ahínco y perseverancia. Por valentía y tozudez. Por fe y por calidad. Pero Contador no podía permitir, no debía tolerar, ni la más mínima misericordia hacia su gran rival, con el que, por cierto, gasta mejor relación que con sus dos contrincantes españoles, Alejandro Valverde (tercero de la etapa y de la general) y Purito Rodríguez (cuarto en Ancares, donde atacó desde lejos, y en la clasificación). Y por eso, tras neutralizar sus ataques, tras engancharse a su rueda, tras subir todo el puerto sintiendo el olor a sudor del británico, cuando el cuerpo de Froome dijo basta, allí estuvo el Pistolero para partir en solitario hacia la victoria, realizar su típico y pacífico disparo de gracia y señalar su controvertida rodilla derecha, siempre protegida, durante toda la Vuelta.

"El duelo con Froome te estimula porque es un referente mundial. Por eso, batirle es una motivación extra", explicó un feliz Contador en la cumbre de Ancares.

Solo quedan menos de 10 kilómetros para que finalice esta Vuelta con dibujo de Tour; una contrarreloj donde la ventaja de Contador es más que suficiente (Froome se encuentra a 1.37 minutos en la general) para amarrar al británico y sumar la tercera victoria en la ronda española. En tres ocasiones (2008, 2012 y 2014) ha venido Contador la Vuelta y las tres veces la ha ganado. Esta vez ante un enorme Froome.

"He intentado reinventarme atacando desde lejos, pero hay corredores que son mejores y no se puede hacer otra cosa", se consoló Purito, que hoy se quedará fuera del podio. También se mostró irónico consigo mismo al señalar que va a ser la primera vez desde el 2010 que se va de vacío de la Vuelta al comentar. "A lo mejor gano la contrarreloj, nunca se sabe", dijo, en referencia a una especialidad en la que siempre pierde tiempo.