La noticia, por esperada, no deja de sorprender por las formas empleadas. Los dirigentes zaragozanos del Mérida comunicaron, a través de un fax remitido al club, al filo de las 20.00 horas, su decisión de abandonar.

El fax, firmado por el presidente Saturnino Martínez y los vicepresidentes Javier Sauras y Eva Domínguez, indica que ante "la imposibilidad de encontrar soluciones" es por lo que "han decidido, muy a su pesar, poner fin al proyecto que en su día iniciaron" dando "un mes de plazo para que cualquier persona o entidad tomen el relevo, ya que una vez pasado ese tiempo dimitiremos de nuestros cargos".

El texto añade que "esta situación viene derivada por el burofax enviado por los socios del club, refrendado después por diversas noticias aparecidas en medios de comunicación (ver EL PERIODICO EXTREMADURA del miércoles 31 de marzo), en el cual se deja entrever que las deudas que la UD Mérida tiene para con nuestra empresa no serán reconocidas, por lo que nos negamos a aportar desde el día de hoy capital alguno al club".

Aunque en su despedida no han dado la cara, eso sí, el fax concluye intentando dejar el mayor número de amigos y agradeciendo las muestras de apoyo ofrecidas por los socios, abonados, afición en general, jugadores, cuerpo técnico, empleados y medios de comunicación.

Finalmente, los dirigentes aragoneses indican que "cualquier persona o entidad que desee continuar el proyecto sólo encontrará facilidades por nuestra parte". Todo un detalle.

Las reacciones, lógicamente, no se hicieron esperar. Los empleados, aunque estaban dispuestos a trabajar desde hoy, por consejo de su abogado, se mantienen en huelga. "La carta de los dirigentes no es una dimisión, sino una amenaza", señala uno de los trabajadores.

HUNDIDOS Los jugadores, tras conocer la noticia, estaban hundidos. Sin embargo, pasados unos minutos del mazazo, comenzaron a reaccionar positivamente. "Tras el palo inicial, estoy contento, porque puede ser lo mejor para el club", declara el delantero Muiños.

"Se han despedido igual que nos han tratado, es decir, sin dar la cara. Ahora debemos buscar soluciones entre todos, porque nos hemos quedado solos", manifiesta Golo.

Los socios compromisarios tampoco permanecieron indiferentes ante la noticia. Así, José Fouto Galván, que en diciembre era la otra alternativa para hacerse cargo de la entidad y al que los maños ofrecieron el club el pasado 5 de marzo, denuncia que "han engañado a muchas personas y dejarán un agujero de 30 a 40 millones de pesetas, aparte de que tienen comprados los derechos de una deuda de 106 millones de pesetas que no han pagado. Hablo de una suposición, porque yo no he visto ningún documento".

Otro socio compromisario y expresidente y fundador del club, Manuel Molina, va mucho más allá al afirmar que la despedida de los zaragozanos "no tiene validez, pues la dimisión debe presentarse ante los socios compromisarios. Yo no entiendo esta carta como una dimisión, sino más bien como una amenaza. Ahora se conocerá la deuda real del club. La ciudad y las empresas deben colaborar para salvar esta situación límite".