Durante muchos años, ambos han soñado, incluso despiertos, con llegar a la meta. Ha costado mil sacrificios, incluido mucho dinero ("entre 3.000 y 4.000 euros"), calculan al unísono. Pero lo han logrado e, incluso, ha ocupado puestos casi de privilegio. "Ha merecido la pena", concluyen, una vez logrado el objetivo. Diego Paredes Gómez (Coria, 27 de abril de 1978) y Guillermo Olcina Camacho (Albacete, 2-12-1978) 1978) han culminado con éxito el Ironman de Hawai, la prueba de triatlón más prestigiosa y dura de todas cuantas se celebran en el mundo.

"A los dos nos han pasado un montón de cosas, pero estamos contentos, sí", dice Paredes, a quien, por ejemplo, le han robado mientras estaba en EEUU. Cómplice, Olcina también asiente sobre lo positivo de la experiencia. El primero, licenciado en Ciencias del Deporte, dice que ahora "entreno a gente" y vive a caballo entre Coria y Trujillo. El segundo es, pese a su juventud, decano de la propia facultad extremeña. Sus respectivas novias, María José y Carmen, han vivido el ironman casi con la misma pasión, e incluso han colaborado con ellos anímica y casi profesionalmente .

"En la maratón iba casi como un robot. A María José ni la veía, y llegué a tenerla al lado, animándome. Sí, es bastante duro", cuenta el cauriense. Tras más de 20 años siendo uno de los mejores triatletas españoles, Paredes puede que alcanzara el cénit en Hawai: fue el 53 de la general, primero en su grupo de edad (de 35 a 39 años) y segundo de los españoles en el global tras todo un mito del triatlón nacional: la megaestrella Iván Raña. El extremeño hizo 9 horas y 11 minutos. 8.38 su amigo Raña. Realmente impresionante para un deportista curtido a sí mismo, un apasionado total. 3,8 kilómetros de natación, 180 kilómetros en bici y 42,2 km a pie, menudo reto, menudo desafío.

Participaron 2.000 atletas en el grupo de edad de los dos. Olcina hizo 9 horas y 38 minutos. Noveno entre los españoles, octavo de su grupo de edad para él, sirva como dato de todo lo que ha significado la aventura para quien unos días antes estaba culminando con éxito una auditoría de su facultad "por primera vez" y, por tanto, sometido a estrés por su trabajo, de máxima responsabilidad.

Olcina ya ha contado su experiencia a sus alumnos de la Facultad de Ciencias del Deporte. E incluso ello le está sirviendo para la propia investigación aplicada a la enseñanza, que no se queda solamente en Extremadura. "Hicimos un convenio con la Universidad del País Vasco y la UEx para medir la temperatura en la maratón y al final nos dio que nuestro cuerpo daba 39 grados", expone este peculiar decano-ironman mientras narra su vivencia con su amigo Diego.

650 euros cuesta inscribirse en la cita de Hawaii, a lo que hay que unir el resto de gastos, como avión y alojamiento. "Nos fuimos siete días antes, para aclimatarnos", cuenta. Ambos se han tenido que ganar la plaza en anteriores citas, en el caso de Olcina el Ironman de Austria. Ya el pasado año, Paredes, entrenador de natación, atletismo y triatlón, se clasificó, pero no pudo estar por variadas razones.

El cauriense agradece la ayuda de Tomtom, Ayuntamiento de Coria y Masabi, además de la logística en la tienda de bicicletas de GR-100 del amigo común, el biker placentino Pedro Romero, reciente campeón de España. A la espera están de una ayuda de la Dirección General de Deportes.