CACERES 2016 - 78: Rod Brown (15), Chus Poves (17), Lucio Angulo (9), Wayne Simien (10), Adrian Moss (12) --cinco inicial-- Tomás Bellas (0), Juan Sanguino (3), Diego Guaita (12), José María Panadero (0), Mantas Ruikis (0).

VIC - 64: Albert Sabat (10), Alejandro Llorca (0), Josemi García (6), Héctor Manzano (9), Matt Kiefer (14) --cinco inicial-- Eduard Jiménez (0), Miguel Feliu (11), Albert Teruel (7), José Amador (7).

ÁRBITROS: Pla y Pinela. Eliminado: Guaita (min. 39). Descalificado por dos técnicas: Xavi García (min. 34).

MARCADOR POR CUARTOS: 20-15, 38-37, 58-44 y 78-64.

Cuando una pareja se pelea, para que haya reconciliación una de las partes debe dar el primer paso. Y si a la otra parte le importa la relación, está obligada a coger esa mano tendida y olvidarlo todo para seguir disfrutando. Es exactamente lo que escenificaron ayer el Cáceres 2016 y su afición, enfrascadas en un accidentado matrimonio esta temporada que, ante el Vic (78-64), vivió un episodio de mutuo y profundo amor.

Ganó el Cáceres y ganó su gente, deseosa de darse un homenaje. Los dos últimos partidos en casa, ante Lleida y León, habían dejado un pésimo sabor de boca, y resultó más noticia la mayoritaria pitada que los propios resultados en sí, que podían entrar dentro de la lógica deportiva. Así es que, con la terapéutica victoria de Burgos de por medio, los jugadores de Manuel Hurtado --al que le trae suerte de momento el comentado cambio de banquillo-- dieron el primer paso y se aprestaron a sumar la victoria. Pero lo que era más importante era dar una buena imagen para reconquistar a la expectante hinchada.

Se consiguió el doble objetivo y además frente a un teórico rival directo en la lucha por posicionarse bien en la zona media, apuntándose también el average particular. Con estos dos triunfos consecutivos y un calendario benigno por delante, quien vuelva a hablar de playoff de ascenso estará legitimado sin que eso deba suponer una presión añadida. Como cada vez que este equipo lo hace bien, quedan lecturas muy esperanzadoras.

La primera y principal es que también sabe ganar sin Wayne Simien. El mejor americano --según los números-- de la LEB Oro empezó bien (8 de los primeros 14 puntos de su equipo), pero acumuló pronto tres faltas y apenas estuvo 15 minutos en pista. Sus compañeros, quizás más motivados por ello, le supieron suplir bien, con Diego Guaita atinadísimo en el segundo cuarto y Adrian Moss cogiéndole el relevo tras el descanso. Otros vencedores de la noche fueron Rod Brown, en ese plan mandón en el que tan cómodo se siente, y Chus Poves, el afilado tirador al que esta vez le salió cara.

SOLIDEZ Sería injusto hablar individualidades en una victoria sudada a través del bloque, del reparto del protagonismo en ataque y de una esforzada defensa. Desde el principio el Cáceres 2016 dio buenos síntomas, sabiendo seducir poco a poco a una grada de inicio algo fría.

Seguramente el 20-15 del final del primer cuarto era poca renta, pero suficiente para ir cogiendo impulso. Un 3+1 de Guaita puso las primeras diferencias serias (31-21, min. 14), pero fue entonces cuando reapareció brevemente el peor Cáceres, que abusaba del triple. El Vic se rehizo y se metió en el partido sin hacer otra cosa que aprovechar la superioridad de Héctor Manzano sobre sus defensores. Un par de triples de Miguel Feliu pusieron el 32-31 (min. 27) y los pesimistas empezaron a pensar en que se estaba escribiendo el mismo negro guión de citas anteriores.

Sin embargo, los locales empezaron realmente a gustar y a gustarse en el tercer cuarto. Un enorme parcial de 17-2 mató el partido, con Poves inspiradísimo desde 6,25 y una sublime agresividad atrás. No importaban las faltas de Simien y Guaita y Hurtado se permitía el lujo de alinear al astuto Lucio Angulo como falso cuatro (58-44, min. 30).

El Vic, fallón al máximo en los tiros libres, empezó pronto a pensar en el viaje de vuelta. Su entrenador, Xavi García, dejó clara la frustración catalana con su descalificación y el Multiusos se dio la fiesta con la que soñaba con los suplentes en pista. El público estaba tan camelado que acabó jaleando incluso al debutante Mantas Ruikis, cuyo 0/8 en tiros y -12 de valoración fue casi de récord. Pero eso son cosillas que no se tienen en cuenta cuando toca reconciliación.