Ya es un hecho. España ha bajado un peldaño en la natación sincronizada. Siguen en puestos de medalla, no se bajan del podio, pero las sirenas de la piscinas se han dejado sobrepasar por una potencia pujante que será la que, en el futuro, comprometerá el dominio de sus vecinas rusas. Ucrania se impuso ayer a España en la lucha por la plata tanto en dúo como por equipos, y hoy partirá con ventaja --en la última jornada de la especialidad en los Europeos de Berlín-- en la final de combo (10 nadadoras juntas en escena, 18.00 h.). Solamente Ona Carbonell, en la final de solo (10.00 h.), está en disposición de mantenerse por encima de la representante ucraniana, en este caso Anna Voloshyna, que partirá con una desventaja de casi tres puntos.

La sincronizada española ha perdido un poco la onda en el concierto internacional, aunque la mayoría de los motivos que explican este bajón parecen razonables. Los Europeos son la primera escala del nuevo ciclo olímpico que culminará en Río 2016, tras los Mundiales de Kazan 2015 (Rusia). Así que es la competición menos trascendental. La renovación en la selección ha sido profunda, lo que ha llevado a bajar ahora un escalón.