La selección española de balonmano arrancó su andadura en el Mundial de Francia con una sufrida victoria (27-21) sobre Islandia, en un encuentro en el que España padeció lo imposible, hasta que logró ajustar definitivamente su defensa al inicio de la segunda parte.

Pese a la insistencia del seleccionador español Jordi Ribera en las jornadas previas de la necesidad de dotar a la defensa e la mayor solidez posible, a los Hispanos les costó un mundo asentar su retaguardia.

Un problema que no solo facilitó notablemente la tarea al conjunto islandés, sino que además, y quizá lo más importante, impidió a España desplegar el juego de contrataque que tan buenos réditos le dio durante la fase de preparación y sobre el que se sustentan gran parte de las opciones del conjunto español de pelear por las medallas.

Sin posibilidades de correr, la selección española se vio obligada a afrontar largos ataques estáticos ante la rocosa defensa 6-0 del equipo islandés, que contó en todo momento con la inestimable ayuda del portero Bjorgvin Gustavsson, que detuvo hasta tres penaltis en el primer tiempo.

Sólo la fe inquebrantable de los Hispanos en sus posibilidades pareció mantener con vida al equipo español, que logró gracias a las paradas de Gonzalo Pérez de Vargas igualar la contienda (13-13) al inicio del segundo período, tras marcharse al descanso con una dos goles por debajo (10-12) en el marcador.

Tres goles casi consecutivos de Balaguer permitieron a España dar la vuelta (16-15) a un marcador, y los Hispanos ya no soltaron la ventaja, manteniéndose por delante hasta el final.H