ESTADOS UNIDOS: (21+26+18+24): Iverson (16), Marbury (1), Jefferson (2), Odom (4), Duncan (18) -cinco inicial-, Wade (12), Boozer (6), Anthony (-), James (8), Okafor (-), Marion (16) y Stoudamire (6).

AUSTRALIA: (31+20+16+12): Heal (17), Smith (9) Saville (5), Bogut (11), Nielsen (12) -cinco inicial-, Maher (9), Bruton (8), Andersen (8) y Ronaldson (-).

ARBITROS: Cicoria (ITA) y Reyes Ronfini (MEX). Excluyeron por personales a Nielsen.

INCIDENCIAS: encuentro correspondiente a la tercera jornada del torneo olímpico de Atenas 2004.

Los tiempos de los paseos militares de los Estados Unidos sobre las canchas internacionales han pasado a la historia, muy pocas selecciones de primer nivel sucumbirían hoy en día con el estrépito de épocas recientes, lo que no quita para reconocer que la mentalidad de los americanos en Atenas ha empezado a cambiar.

Australia, igual que Grecia, dio guerra a los chicos de Larry Brown prácticamente hasta el final. En realidad, los oceánicos se desinflaron antes que los griegos, pero también en el último cuarto. Nada de ser comparsas. Tuvieron posibilidades de victoria, pero los profesionales de la NBA están empezando a involucrarse en los conceptos básicos de un equipo.

Los ´aussies´ cargan con bastantes kilos de músculo y una buena ración de centímetros, disfrutan con la velocidad en el movimiento del balón y no son mancos a la hora de defender. Es decir, siguen unas pautas de juego que siempre han sido santo y seña del baloncesto estadounidense. La diferencia es que, como sucede en las demás selecciones, Australia entiende el significado colectivo del juego y los hombres de las barras y las estrellas están en pañales en ese terreno.

Lo que han aprendido ha entrado en sus mentes por la dolorosa derrota contra Puerto Rico. Les queda mucho, pero ya pueden defenderse y bordear situaciones tan complicadas como el 33-45 con que Australia les aventajaba poco antes del descanso.