Después de lo que había escocido el empate en casa frente al Diocesano, el duelo del Mérida ante el Llerenense debía servir como terapia para disipar dudas y volver a la senda de la victoria. Nada más lejos de la realidad. Además de la gran diferencia de actitud con la que salieron los dos equipos al campo, la pegada de Sergio Cebada, la velocidad de Mario Tomé y la habilidad de Barroso le servía a los locales para mantener en jaque a una defensa endeble. Ese fue el primer pecado de los de Santi Amaro. En las tres primeras jornadas no había enamorado el Mérida con su juego ofensivo, pero sí se mostraba muy seguro atrás (no había encajado gol alguno). Sin embargo, en 31 minutos Javi Sánchez ya había recogido dos balones desde dentro de su portería.

Al desastre que estaba siendo la primera parte, había que sumarle la lesión de Javi Martín en el hombro, que a falta de pruebas parece que no va a poder estar para el partido del domingo (18.00 horas) en el Romano frente al Jerez.

Faltaban ocho minutos para llegar al descanso y Amaro, además de retirar al delantero lesionado, también sustituyó a Víctor Calatrava, que no estaba teniendo una tarde afortunada en el lateral zurdo. Su sustituto fue Héctor. Muchas más lecturas tiene la entrada de Heo por Martín. Desde el punto de vista táctico, se abandona por primera vez el doble pivote y se pasa a jugar con Javi Chino por delante de los centrales, con Curro y el propio Heo como interiores. El coreano hizo un muy buen partido ofreciéndose mucho, y a Curro se le vio más liberado llegando desde segunda línea.

Por otro lado, llamó la atención que desde el banquillo no se utilizara a ninguno de los dos delanteros centros que había, Joel Sanabria y Paco Tomás, optándose por colocar a Cristo en punta, lo que a la postre salió bien, ya que el de Pueblonuevo consiguió los dos goles y estuvo cerca de darle la vuelta al marcador.

Mirando la clasificación, la jornada ha sido perfecta para el Cacereño, ya que han pinchado todos sus perseguidores. Desde la perspectiva del Mérida se piensa que una desventaja de cuatro puntos a estas alturas es todavía salvable, porque quedan muchos enfrentamientos directos. El problema actual del Mérida no es clasificatorio, es de sensaciones. Obviamente, la segunda mitad fue positiva, pero no dio para remontar una vez que había conseguido igualar el resultado.