Ha pasado más de un mes desde que se anunció la compra del Club Deportivo Badajoz por parte de un misterioso grupo de empresarios representados por Carlos Uriarte. Pocos nombres más se han conocido desde entonces, más allá de noticias confusas alrededor de Jaume Llauradó y las declaraciones del exciclista Mauro Gianetti en las que aclaraba que él solo llevaría el marketing . Está bien que Eloy Guerrero haya movido al fin sus acciones. El Badajoz es un histórico que merece estar mucho más arriba, pero mosquea tanto suspense respecto a quiénes se han hecho con el control del club. No parece ser el camino a la hora de conquistar a la ciudadanía y seguir recuperando a la hinchada. Las experiencias anteriores --los argentinos, Antonio Barradas, Javier Tebas...-- no acabaron excesivamente bien por la falta de claridad e identificación.

A estos nuevos dueños se les agradece que miren hacia nuestra tierra para invertir, pero deberían convocar una rueda de prensa y decir: "Aquí estamos y nuestro proyecto es éste".