Fernando Morientes no ha necesitado mucho tiempo para integrarse perfectamente al esquema del Mónaco, en el que ha encontrado a Ludovic Giuly, su pareja perfecta con el que se complementa a las mil maravillas.

La sociedad Morientes-Giuly funciona bien, y los dos jugadores se intercambian los papeles de pasador y marcador. En la cabeza de Didier Deschamps, el capitán monegasco cumple las funciones de motor ofensivo del equipo, mientras que el ex madridista es el estilete marcador.

Pero los dos jugadores saben interpretar papeles diferentes y se los intercambian. Si en Liga de Campeones, ha sido el cacereño el encargado de llevar a las mallas la producción ofensiva monegasca, en liga es Giuly quien está anotando los goles.

La asociación ofensiva está resultado un Potosí de goles para el Mónaco, que suma 18 en liga y seis en competición europea, a una media de más de dos por partido. De ellos, diez han sido obra de Morientes (3) o Giuly (7), que se han convertido en el espíritu ofensivo del equipo.

El pasado sábado, el Mónaco defendía su liderato en el campo del Guingamp y los dos goles del conjunto del Principado se resumen de la misma forma: Giuly marca a pase de Morientes.

En Liga de Campeones, contra el AEK de Atenas, fue Morientes el encargado de sumar dos tantos, que sumados al que le metió al PSV Eindhoven le convierten en el segundo máximo anotador de la máxima competición.