Qatar, un circuito construido en medio del desierto, de la nada, será esta semana escenario del inicio del Mundial de motociclismo, más pendiente de la crisis que de cualquier otra novedad, favorito o estrategia. El caos económico ha pillado a muchos, no a todos, con los deberes por hacer. Es lógico, se trata de un deporte que depende, fundamentalmente, de dos factores que ocupan el podio del desastre: las fábricas de motos, cuyas ventas se han precipitado al 50% del pasado año, y los patrocinadores, que lo primero que han cortado es en patrocinio. El pronóstico ha sido fácil de anunciar: solo se han salvado los equipos oficiales (y no todos, ha caído Kawasaki) y aquellos que, como Honda (Repsol) o Yamaha (Fiat), o como Valentino Rossi o Dani Pedrosa, tenían ya firmados sus contratos. Los medianos y pequeños han sobrevivido como han podido, pagando tarde y mal sus motos, rebajándose el sueldo y tratando de buscar un milagro sin los mejores o adecuados medios.

CRISIS TOTAL Todo el mundo se ha apretado el cinturón. Durante meses, organizador, circuitos, fábricas, mánagers, dueños de equipos, patrocinadores y, en menor medida^porque tenían poco que decir, pilotos, han reflexionado sobre la situación y, al final, las parrillas arrancarán al completo, o casi. Con menor parafernalia, cierto, presupuestos disminuidos (Honda, Yamaha y Suzuki han descendido el suyo en un 25% y Ducati, en un 10%), algunos pilotos han aceptado bajarse el sueldo ("Yo, por fortuna --contó en Jerez Rossi--, firmé mi contrato en el 2008 y espero renovar en el 2010, superado ya la crisis") y otros han aceptado correr en espera de lograr éxitos y sumar patrocinadores. Ingenieros y mecánicos han aceptado cambiar el asiento de bussiness del avión y el hotel de lujo por turista y tres estrellas.

Nada de todo eso ha variado el pronóstico. El campeón, el doctor Rossi (Yamaha), se mantiene invariablemente en la cima de las apuestas. Quien se la juegue por él, ganará una miseria. Ocurre lo mismo con el silencioso y eficaz Casey Stoner, poseedor de la única Ducati capaz de romper récords. O será que él es el único capaz de entenderlo. Si quiere superar la crisis en las casas de apuestas, hay que apostar por Dani Pedrosa (Honda), por Jorge Lorenzo (Yamaha), atreverse con Loris Capirossi, cuya Suzuki ofrece un aspecto estremecedor, tiene una pinta de carreras que asusta, o, incluso, por Andrea Dovizioso, apuesta de Honda.

Nadie sabe realmente cómo se encuentra el escafoides izquierdo operado de Stoner. Es uno de los pocos pilotos punteros, al igual que Pedrosa, que no ha realizado simulacro alguno de gran premio. Ha sido el más rápido, sí, pero en seis o siete vueltas. Rossi y Lorenzo sí han demostrado resistir todas las vueltas, los 42 minutos y pico de un GP. Y lo hicieron, según explican sus técnicos, a "altísimo rendimiento". Stoner o juega con sus rivales para despistarlos o, realmente, su muñeca izquierda no está aún al cien por cien.

LOS NUMEROS MANDAN Los resultados de los dos últimos años, sin crisis, colocan a Rossi y Stoner como únicos favoritos reales al título de este año. De los 36 grandes premios disputados en el 2008 y 2009, Stoner ha ganado 16 carreras y Rossi, 13. Las migajas fueron para Pedrosa (4), Lorenzo (1), Capirex (1) y Chris Vermeulen (1). Nadie, nadie, piensa en otro campeón que ellos. Pero esto hay que correrlo.