Aunque la primera cosa que hará cuando regrese a su casa de Manacor será acondicionar una habitación para amontonar en condiciones sus trofeos --"De momento me sobra espacio", dijo no sin cierta ironía--, Rafael Nadal mantuvo ayer en todo momento la actitud prudente y humilde que, paradójicamente, le ha llevado a la cima. Por eso saltó cuando, en una de las innumerables preguntas a las que fue sometido, se le planteó la posibilidad de completar el Grand Slam, los cuatro grandes títulos dentro del mismo año. "Ni soñando puedo pensar esto, estaría bastante loco. Tengo los pies en el suelo. Lo que puedo decir es que estoy muy feliz por este comienzo de año, y ahora solo pienso en Rotterdam, mi próximo torneo. Lo otro es una irrealidad", atajó Nadal.

COMO AGASSI Pero la realidad es que Nadal ha sido el único tenista, con Andre Agassi, capaz de ganar en tres superficies distintas. De ahí su felicidad de ayer. "Mi sueño de toda la vida era ganar un título de un torneo grande en pista dura. Por eso tengo ahora un sentimiento muy especial. He trabajado mucho para mejorar en superficies distintas a la tierra batida. Por eso estoy tan contento y por eso había hoy por ayer tanta emoción en la pista, porque después de las horas duras que he pasado antes del partido y al principio este era un Grand Slam que desde luego no confiaba ganar".

Pero Nadal lo ganó, claro, exhibiendo sus armas de siempre y sumado el sexto título grande a sus 22 años. ¿Hasta dónde piensa llegar?, le inquirió un periodista francés. La admiración que le profesa la prensa internacional también resulta contundente. Nadal se refugió de nuevo en la discreción cuando respondió: "Estoy muy contento de estos seis títulos, pero no soy ahora mejor que hace cinco horas, ¿verdad? Intentaré ganar otros torneos grandes, claro, pero he aprendido hasta qué punto es difícil hacerlo. Cuando gané mi primer Roland Garros, yo no sabía si llegarían otros. Hay que seguir con prudencia y humildad".

MORAL DE VICTORIA Sobre su recurrente rival de siempre, Nadal solo tuvo palabras de elogio, y confesó que no tenía una "fórmula mágica" para derrotar a Federer: "Tan listo no soy. No hay ningún truco. Hemos jugado muchas veces y siempre han sido partidos muy igualados y duros. He intentado salir a la pista creyendo en la victoria, porque sin eso es imposible ganar a un jugador tan completo como es Roger Federer".

El tenista suizo, por su parte, solamente deseó "haber sido zurdo" para llevarse uno de esos partidos que más "deseaba ganar", su cuarto Abierto australiano.

"Me gustaría ser zurdo para jugar los puntos de ventaja pudiendo abrir el saque, como hace él", dijo Federer, que se mostró dolido: "Quedas desilusionado, noqueado, triste. No puedes ir al vestuario, darte una ducha y olvidarlo, pero confío en que puedo batirlo".