Más entrenamientos libres los viernes, con un motor que no se utilizará para el resto del Gran Premio, además de una nueva reglamentación sobre los neumáticos, con un único proveedor, Bridgestone, son las principales novedades del Campeonato del Mundo de Fórmula Uno, que se inicia el próximo fin de semana en Australia.

La jornada del viernes, que en los últimos años sólo era aprovechada por las escuderías que podían utilizar un tercer coche, las clasificadas entre los puestos quinto y último del Mundial del año anterior, y en la que el resto apenas rodaba, han sido profundamente modificadas para la presente temporada, con la intención de que pueda haber coches en la pista en todo momento.

Hasta el pasado año había dos sesiones de una hora y el motor que se utilizaba, a excepción de los que se disponía en el tercer coche, era el que se utilizaba para el resto del Gran Premio, con lo cual se tendía a rodar lo menos posible, algo que cambiará radicalmente este año.

Los viernes habrá dos sesiones de hora y media cada una. El motor que se utilice no será el que se use para el sábado y la carrera del domingo, y, además, las escuderías tendrán la posibilidad de hacer rodar a los pilotos de reserva en esta jornada, en detrimento de los titulares.

Hasta ahora sólo BMW-Sauber, entre las aspirantes a los primeros puestos, ha expresado su intención de hacer rodar al alemán Sebastián Vettel los viernes, mientras que en Ferrari y en McLaren, serán los titulares los que rueden todo el fin de semana, al menos en las primeras pruebas.

Al no haber limitación de motor, ni de neumáticos, podrán utilizar ocho juegos de neumáticos, cuatro de cada tipo. Se espera que la acción en la pista sea prácticamente continua, además de que con este nuevo formato se espera también que las pruebas entre carrera y carrera se reduzcan.

Para hacer comprender más fácilmente a los espectadores y a los comentaristas la situación en que se desarrolla la carrera el fabricante de neumáticos Bridgestone marcará con un círculo, posiblemente rojo, como se hace en el campeonato estadounidense Champ Car, el compuesto más blando de los dos disponibles para cada Gran Premio.

A esta normativa, aprobada apenas diez días antes de que se inicie el primer Gran Premio se oponían muchas escuderías, que ahora no podrán ocultar su juego a nadie, ya que durante la carrera se deberá utilizar, al menos, un tipo de cada neumático.

Esta será también la primera temporada en la que los motores no se podrán desarrollar y deben ser idénticos a los utilizados en una de los dos últimas carreras del pasado año, con unas modificaciones mínimas para que su régimen máximo no supere las 19.000 revoluciones por minuto.

Para evitar la confusión que se produjo el pasado año en algunos pruebas cuando salió a la pista el coche de seguridad en la que se intercalaban los líderes con los coches doblados, también se ha cambiado la normativa para esta temporada.

Ahora cuando el coche de seguridad salga a la pista y se muestre el cartel en el monitor de tiempos, ningún coche podrá entrar en la calle de boxes, hasta que todos los coches se haya situado detrás del coche de seguridad y aparezca el mensaje "pit lane abierto".

Tan sólo podrán detenerse los coches antes de que aparezca el mensaje de "pit lane abierto" para cambiar los neumáticos de seco a lluvia o viceversa, ya que si se realiza cualquier otra operación, como la de repostar o cambiar la inclinación de los alerones, serán sancionados con diez segundos de penalización.

Cuando sea seguro hacerlo se mostrará en los monitores el aviso "coches doblados pueden adelantar ahora". Todos los doblados podrán adelantar a los coches que van en la vuelta del líder y al coche de seguridad, para ponerse de nuevo al final y recuperar la vuelta perdida.