Mientras el australiano Ian Thorpe se exhibía ayer con el cuerpo desnudo en las gradas de la piscina olímpica de Atenas, junto a sus compañeros de equipo, a la espera de su última prueba, los 4x100 estilos, su gran rival, el estadounidense Michael Phelps volvía a hacer una exhibición, pero dentro del agua. El talento y la ambición del nadador de Baltimore no parece haber alcanzado un límite por ahora y si triunfo volvió a acaparar el protagonismo en una jornada que contó además con el triunfo de Aaron Peirsol en la final de los 200 espalda, su posterior descalificación, y tras una reclamación, su confirmación definitiva como campeón olímpico.

ESPECTACULAR La de ayer volvió a ser una noche memorable para Phelps, al que nadie podrá discutir su condición de megaestrella. En un margen de 39 minutos, Phelps nadó la final de los 200 estilos, para conseguir su cuarta medalla de oro y además, se clasificó para la final de los 100 mariposa de esta tarde con el mejor tiempo de los participantes, estableciendo un nuevo récord olímpico (51.61 segundos) y permitiéndose el lujo de derrotar a su compatriota Ian Crocker, que es el actual campeón del mundo.

Mientras, Erika Villaécija, de 20 años, no quiere ponerse ningún límite para afrontar esta tarde la final de los 800 libre, en la que perseguirá como mínimo el récord de España, después de clasificarse ayer en las series con el séptimo mejor tiempo de las participantes (8.33.61). "Me había marcado estar en la final y lo he conseguido. Hay que ir paso a paso", apuntó.