"La hora de un guerrero", titulaba la pasada semana el diario deportivo italiano La Gazzetta dello Sport para definir la decisión de France Football de otorgar el Balón de Oro a Fabio Cannavaro.

La denominación de tan prestigiosa publicación no significa que el mundo futbolístico, que empieza a conceder ya más crédito al FIFA World Player (cuya nominación corre a cargo de los entrenadores y capitanes de las selecciones del mundo) haya reconocido al central como el mejor jugador del año que está a punto de concluir.

El debate

Es más, muy pocos creen acertada la designación, y los hay que consideran que se trata de un atentado a las buenas maneras que, tanto fuera como dentro del campo, ha de demostrar alguien que ha sido escogido como el número uno.

La victoria de Cannavaro es fruto, según todos los indicios, de su excelente papel al frente de la selección italiana en el Mundial de Alemania, ganado por el equipo de Marcello Lippi en la tanda de penaltis frente a Francia. "Se la han dado al alma de nuestra selección", ha comentado Massimo Oddo, internacional del Lazio. "Puede que hayan visto en él a todos nuestros campeones, al fin y al cabo tengo entendido que en la lista de nominaciones había hasta siete jugadores italianos", ha declarado Marcello Lippi, el seleccionador.

De ser cierto, Cannavaro le debe el premio a su compañero Gigi Buffon, que fue quien hipnotizó a Trezeguet en la tanda de penaltis y mantuvo su portería casi a cero a lo largo de todo el certamen. De no ser por Buffon, al que muchos consideran merecedor de ese Balón de Oro que le igualaría al mítico meta ruso Lev Yashin (1963) --el único portero que lo ha ganado--, el galardón de France Football hubiese ido a parar, por fin, a las manos del francés Thierry Henry, la estrella del Arsenal que se hubiera proclamado campeón del mundo.

El argumento mundialista cae, pues, por su propio peso: de premiar a un campeón, el que se lo merecía era Buffon. Pero hay más argumentos. Si se trata de premiar trayectorias deportivas a lo largo de un año, las de Henry y Samuel Eto´o parecen más brillantes y espectaculares. Al fin y al cabo, las dos últimas Ligas ganadaspor Cannavaro con la Juve han sido borradas de un plumazo por los tribunales deportivos italianos tras demostrarse que se han conseguido "con trampas", al quedar demostrado que muchos de los arbitrajes que sufrieron los que iban a ser los rivales de los campeones habían sido diseñados con antelación en los despachos.

Y, si hablamos de comportamiento ejemplar, Buffon también golea en ese terreno a Cannavaro, ya que el meta ha preferido quedarse en la Juve y ayudarla a ascender de nuevo a Serie A, mientras el central huía del escándalo fichando por el Real Madrid.

También en ese aspecto, hay más manchas en el currículo de Cannavaro: hace poco más de un año, se convertía en uno de los protagonistas de aquel video casero que mostraba a varios jugadores del Parma inyectándose (dijeron que "suero") en una habitación de hotel antes de un partido de la UEFA. "Fue una broma entre amigos", declaró entonces Cannavaro.

El napolitano es el tercer defensa que recibe el galardón, después del admirable Franz Beckenbauer (1972 y 1976) y de su compatriota Matthias Sammer.

Podría añadirse la declaración realizada recientemente por el senador Gino Trematerra, que justificó el galardón a Cannavaro como: "Una recompensa al Nápoles pobre pero genial, activo y extraordinario desde el punto de vista cultural".

La noche de Carew

Algo de todo eso debe haber en la designación de France Football pues, futbolísticamente hablando, John Carew demostró el pasado martes que Cannavaro es un defensa más, sobre todo si se le saca del fútbol italiano y se le somete a la dura prueba de ser igual de eficaz en un fútbol más abierto y ofensivo. Hubo quien, incluso, preguntó a la salida del estadio Santiago Bernabéu si la revista ya le había hecho la sesión fotográfica a Cannavaro con el Balón de Oro para su portada de ayer. "Si es así, su director ahora debe de estar tirándose de los pelos", comentó Manolo Lama en la Ser.