El Real Madrid se juega con seis bajas de habituales titulares, entre nieve y con una climatología que rondará los cinco grados bajo cero, todo su crédito europeo ante el Baté Borísov, tras sufrir dos derrotas consecutivas ante el Juventus italiano, que le obligan a no fallar para acceder a los octavos.

Los tropiezos europeos ante el Juventus iniciaron una crisis de identidad del Real Madrid, agravada tras su eliminación de Copa del Rey ante un equipo de Segunda B, el Real Unión. En el presente, en plena reconstrucción anímica, afronta un partido clave condicionado por la plaga de bajas que sufre.

Bernd Schuster, ratificado en su cargo en un momento clave de la temporada, no puede contar por lesión con Fabio Cannavaro, Arjen Robben, Ruud Van Nistelrooy, Rubén De la Red, Mahamadou Diarra y Gonzalo Higuaín. Todos, hombres importantes de una plantilla corta.

PROMESA BLANCA El triunfo ante el Recreativo de Huelva, tan importante en lo anímico como escaso de fútbol, permite al Real Madrid recuperar algo de optimismo, ayudado por el fallo del líder, el Barcelona, y ver reducida la distancia a sólo tres puntos. La promesa de los jugadores madridistas a su directiva, ganar siete partidos consecutivos, llega a su segunda cita, con condicionantes como el intenso frío que se espera y las bajas. Estas pueden llevar a Schuster a repetir con Sergio Ramos de central, dar continuidad a Miguel Torres en el lateral derecho y recuperar a Heinze para el izquierdo.

Es el partido del año para el Baté Borísov, último clasificado del Grupo H. El conjunto bielorruso pretende culminar una participación histórica en Liga de Campeones consiguiendo su primer triunfo oficial en la competición más prestigiosa del Viejo Continente.

Es consciente de que con sólo dos puntos en la clasificación los octavos de final son un milagro con el que cuesta soñar. Más aún tras la derrota en su casa en el último partido, frente al Zenit (0-2), que bajó los humos de los bielorrusos, que se las prometían muy felices tras arrancar sendos empates frente al Juventus en Minsk y frente a los rusos en San Petersburgo.

Con todo, el Baté no es el mismo equipo que salió derrotado de antemano en su primer partido de Liga de Campeones disputado hace dos meses en el estadio Santiago Bernabéu (2-0). Se proclamaron recientemente campeones de Liga por tercer año consecutivo con 67 puntos en 30 partidos, cinco más que el histórico Dinamo Minsk.

Lo más probable es que Gancharenko, que asumió el mando del equipo hace un año, plantee frente al Real Madrid la táctica que le dio tan buenos frutos frente al Juventus: entregar el balón al rival y salir como un rayo al contraataque.

El técnico bielorruso dio descanso en el último partido al portero Veremko y al delantero centro Blizniuk, que formará junto a Rodiónov la pareja de ataque frente al Real Madrid.

El partido se disputará en el estadio del Dinamo de Minsk en la capital bielorrusa, ya que el del Baté es muy pequeño.