El Cacereño ha iniciado la segunda vuelta a lo grande. Su concluyente triunfo ante el Moralo ha sobrepasado la mejor de las expectativas, instalándose en la primera plaza con tres puntos de diferencia sobre el Cádiz. Y el objetivo ya parece estar claro: jugar la liguilla de ascenso. Los resultados y, sobre todo, la dinámica del equipo, han permitido tener "licencia para soñar", como dice Ismael Díaz, el técnico verde, quien considera que la euforia no sobrepasará a este equipo.

Estos son alguno de los parámetros más importantes por los que se mueve el momentáneo éxito del Cacereño.

SERIEDAD DEFENSIVA,

ORDEN EN MEDIOCAMPO Y EFECTIVIDAD ARRIBA

Al Cacereño no sólo le hacen pocos goles (la mitad de los 16, 8, los ha encajado en dos encuentros, ante el Cádiz, 5, y Ecija, 3), sino que también le hacen pocas ocasiones. Félix Campo, el meta, apenas intervino, por ejemplo, el domingo ante el Moralo.

En el centro del campo, sin ser jugadores espectaculares, el orden es el referente del juego: el equipo no se descompone nunca. En la delantera, la efectividad es la nota dominante: Nacho Garrido es el máximo goleador del grupo (11 tantos) y apenas falla cuando se le presenta la ocasión. Su suplente, Tariq, tampoco desaprovecha sus oportunidades y lleva cinco tantos. Además, Cobos, con libertad para moverse, lleva siete.

SOLUCIONES CONTRA

LOS PROBLEMAS

Las lesiones, de momento, no han hecho mella. A la baja de cualquier jugador ha correspondido la entrada de otro sin que ello se notase negativamente. Ejemplos de ello se han repetido hasta la saciedad en la línea defensiva. Pelegrí, que parecía iba a ser el último defensa del equipo, es ahora indiscutible; Maxi, lesionado desde hace casi dos meses, parecía insustituible y cuando vuelva lo tendrá complicado.

Las expulsiones tampoco han hecho mella; más bien han sido un revulsivo. Contra el Cartagonova, el equipo se quedó con diez con 0-0 y terminó ganando por 1-0. En Motril, igual caso. Sólo ante el Extremadura se han hecho notar y el equipo perdió el partido.

UNA ACTITUD A

PRUEBA DE ESFUERZO

El equipo siempre ha mantenido una óptima predisposición. El vestuario, en contra de lo sucedido en años anteriores, es ahora una piña. Cuando los jugadores han salido del equipo no ha pasado nada. El sacrificio ha sido una máxima: futbolistas con un evidente historial ofensivo, como Juanma Cruz y, sobre todo, Enrique, se suelen multiplicar en defensa. "Están llevando a cabo mi idea del juego ofensivo desde la defensa siempre muy bien, ya que todos están comprometidos con ella", dice el técnico.

CONTAGIO DEL

ENTRENADOR

Generelo logró buenos resultados antes de su inesperado cese, pero Ismael Díaz ha roto moldes con una concepción del fútbol moderna que sus futbolistas han sabido entender y, sobre todo, llevar a la práctica con éxito. Varios detalles avalan su interés, aparentemente suicida, por el ataque: jugando en casa, nunca convoca a defensas como suplentes; estando en inferioridad numérica, se atreve a quitar a un defensa para meter a un delantero. Aun así, su fútbol ya está descubierto: la gran diferencia con respecto a la mayoría de sus colegas es que mete a sus jugadores más adelante y junta la líneas. Simplemente.

EL ESPIRITU DEL

EQUIPO TECNICO

Pocos han reparado en ello, pero en el club coinciden que el trabajo que están realizando los colaboradores de Díaz está siendo fundamental. Pepe Pino, Fran Navarino, Marcos Maynar, Juan Sarratea o Gil Carlos Sintes son los nombres casi anónimos del exitoso Cacereño.

LAS CIFRAS

Está claro: la productividad de un proyecto se mide en la estadística: 41 puntos, 31 goles a favor y 16 en contra, 12 partidos ganados, 5 empatados y sólo tres perdidos. Las cifras son incontestables.