En la semana en la que se produjo el cese del primer entrenador en Primera (el portugués Jaime Pacheco fue destituido al frente del Real Mallorca) y cuando en Segunda únicamente hubo otra destitución (Miguel Alvarez se vio obligado a dejar el Terrassa hace varias semanas), el grupo IV de Segunda B vive su comienzo más tranquilo de los tres últimos años.

Aunque existe la duda de si estamos asistiendo a la temporada de menor nerviosismo o a la de mayor pobreza, que también puede ser una explicación para que a los dirigentes aún no les temblara el pulso. Sin ir más lejos, ya es sabido que Extremadura y Jaén no están al día con sus plantillas.

El caso es que, tras la disputa de las seis primeras jornadas de liga, todavía no se produjo el cese de ningún entrenador en el grupo IV. Una situación inédita durante las dos temporadas precedentes. Así, a estas alturas, el año pasado ya habían caído tres técnicos por uno hace dos campañas.

En la temporada 01-02, el único cese se había producido en el Mérida. El club romano destituyó a Antonio Samino tras la quinta jornada después de perder en el Romano ante el Granada. Paco Miranda fue su sustituto.

Desde el relevo de Samino, actual técnico del Guareña, hubo que esperar hasta la disputa de la novena jornada para encontrar el siguiente cese, que tuvo lugar en el Cádiz, donde Pepe Escalante debió ceder su puesto a Juan Antonio Sánchez Franzón.

CESADO ANTES DE COMENZAR

La temporada pasada fue la más convulsa del último trienio. El ahora técnico del Cacereño, Ismael Díaz, levantó la veda. El entrenador asturiano fue cesado en el Real Jaén sólo...24 horas antes de comenzar el campeonato. Juan Antonio Albacete Anquela tomó el relevo de Díaz al frente del banquillo jienense.

Pepe Murcia no le fue a la zaga, pues fue cesado en el Cartagonova tras la primera jornada, pese a ganar 3-1 al Mérida. Juan Señor le sustituyó en la tercera jornada.

Juanma Generelo fue el tercero en caer al ser cesado por el Cacereño tras la cuarta jornada. Aguinaga dirigió al equipo verde tres partidos hasta que Ismael Díaz tomó las riendas en la octava jornada.

Además, Juan María Pozo Gudi ya escuchaba tambores de guerra en Zafra, pues fue cesado tras la séptima jornada en el Díter, donde fue sustituido por Angel Marcos.

Este año impera la calma. Tanta que hasta Félix Campo, presidente del Cacereño, colista del grupo, ha dicho que no sólo no se plantea el cese de su técnico sino que incluso le ha ofrecido la ampliación de su contrato. Ver para creer.