PLASENCIA - 77: A. Bustamante (11), Gitterer (3), Martín Calvo (4), Rubén Martínez (16), Sekulic (12) --cinco inicial--, Roberto Rueda (0), Jonathan Barceló (14), André Howard (13) y Chema Del Río (4).

GUADALAJARA - :68 Raúl Lázaro (8), DeForrest Riley (12), Abdul Jelili (16), Rubén Iñigo (0) y Pablo Rodrigo (14) --cinco inicial--, Carlos Arjonilla (3), Roberto Nuñez (4), David Haro (0), Van Schaik (0) y Sergio Fernández (11).

ARBITRO: González Cuervo y Roberto Alonso. Eliminado Pablo Rodrigo (min.39)

MARCADOR POR CUARTOS: 12-23, 39-32 --descanso--, 60-46 y 77-68 --final--.

Cierto es que el partido fue extraño. Los arranques ligueros suelen tener ese efecto. También fue palpable el desajuste de ideas, lógico a estas alturas. Por todo esto, a Rafa Gomariz el partido no le gustó nada: "Lo mejor es que hemos ganado, hemos estado horribles, nos falta mucho trabajo; a nivel colectivo nos falta un mundo para ser un equipo, solo el talento nos ha hecho vencer", dijo. Al resto de los mortales, a los que les da igual que dos y dos sumen siete, el espectáculo de anoche les lleno de satisfacción, ya que sufrieron al principio, se entusiasmaron después, rozaron la tragedia más tarde y acabaron aplaudiendo a rabiar. Estos actos tuvo el partido.

Un 0-8 indicó la pájara inicial local, el Guadalajara percutió una y otra vez bajo tableros ante la desconocida defensa placentina, lo que les permitió acabar el primer cuarto con once de ventaja (12-23). Algo había que hacer y Gomariz colocó a sus dos bases en pista y sus mejores tiradores abrieron fuego. Un inapelable 15-0 arrolló a un entonces despistadísimo equipo manchego. Un triple de Rubén Martínez colocó la decena de ventaja (39-29). Los visitantes tan sólo hicieron seis puntos en nueve minutos y 9 en todo el cuarto para llegar al descanso 39-32.

Tras la pertinente charla, Bustamante hasta entonces irregular, se marcó un triple que sonó a arrebato, ya que Plasencia se desmelenó en su locura táctica. Sorprendió por su madurez el joven Chema Del Río, valiente se lanzó a por todo y arengó a sus compañeros en su ímpetu, que consiguieron acabar este periodo alcanzando la renta máxima (60-46). Debieron pensar que estaba todo hecho y no contaron con la calidad de DeForrest Riley, que se desató y con un 0-7 enseñó a los suyos que quién se duerme lo paga. Este conato de susto despistó aún más a Plasencia. Guadalajara se arrimó aún más, hasta colocarse a tres a falta de dos minutos (67-64). Con el corazón convulso en el pabellón, fue André Howard, quién demostró tener la cabeza fría para rematar la faena.