En un par de oportunidades estuvo a punto de romper a llorar. No lo hizo, entre otras cosas, porque estaba feliz. Muy feliz. "Me voy de casa, pero vengo a mi otra casa". La presentación del base Guillermo Corrales como primer fichaje del Cáceres de cara a la próxima temporada tuvo una carga de emotividad sin precedentes en el basket local. Llega desde Sevilla, desde el Cajasol, pero está con los suyos, con sus amigos, con sus recuerdos, pero también responsabilizado por un descomunal reto.

De fondo, la figura de un padre, el malogrado Antonio 'Toñeque' Corrales, el primer presidente de la Federación Extremeña de Baloncesto, también el amigo de quienes estaban en la mesa del restaurante La Parrilla de Galarza presentándole en sociedad. Tanto José Manuel Sánchez, el presidente del club, como el entrenador, Ñete Bohigas, conocían bien al progenitor, con el que el propio técnico llegó a jugar. Toñeque era un clásico de las canchas y de los despachos.

"Cáceres siempre ha sido mi casa y tengo recuerdos increíbles", se insistió en la comparecencia por parte del base. Y tanto. El pequeño Guillermo asistió durante años a los partidos del Cáceres en la ACB, cuando aquel club se hizo un nombre y cultivó con éxito una afición que el jugador quiere contribuir a recuperar con sus ganas, que evidentemente parecen sobrarle.

Su ídolo era el de tantos otros aficionados: el alero José Antonio Paraíso (de ahí la foto que este periódico reprodujo ayer, conseguida por el protagonista con ayuda de su padre) e incluso se hizo del Pamesa cuando los levantinos ficharon a la estrella verdinegra, pero también Ferrán López, Thomas, Orenga, "el mejor equipo que ha existido", llegó a murmurar.

El Multiusos, su habitual pabellón cada fin de semana, es de nuevo suyo, pero ya con 19 años y un futuro por hacerse. Es, en realidad, su primera aventura como profesional.

Bohigas, en cualquier caso, advirtió sobre el verdadero valor talentoso del joven baloncestista, pese al sentimentalismo de la cita y de todo lo que se estaba diciendo, con el romanticismo brotando a borbotones sin que nadie pudiera --ni quisiera-- evitarlo. "El ha venido aquí por ser Guillermo Corrales", llegó a decir-advertir. Pero a Ñete B le seduce la idea de que su base muestre el "carácter" indomable de su progenitor.