El asfalto era un horror, una llamada a las caídas. Nadie estaba exento del peligro. Tampoco Alexandre Vinokurov, al que se define como el principal candidato al triunfo. La quinta etapa del Tour ya se puede definir como la del sobresalto, la jornada en la que inesperadamente el líder del Astana regaló a sus rivales un tiempo precioso, 1.20 minutos, y quedó relegado a la 81 plaza de la general.

Había malas pulgas en el autocar del conjunto de Vinokurov, que estaba aparcado a un centenar de metros de la meta de Autun, al noroeste de Lyón. Es el mismo autobús que hace un año llevaba el desaparecido Phonak, el conjunto que Floyd Landis envió al infierno por su positivo de testosterona, todavía no aclarado. Culpaban al resto de contrincantes de falta de fair play por no esperar a Vinokurov. "Se van a enterar", advirtió muy enfadado el mallorquín Toni Colom, ayudante del corredor kazajo. Hasta Alejandro Valverde era tratado de forma poco diplomática por los auxiliares del Astana cuando se interesó por la salud de Vino.

HERIDAS Un golpe en la rodilla, sangre en el muslo y solo dos días para llegar a los Alpes. Sucedió a 25 kilómetros del final, en uno de los tramos peor asfaltados. "Se cayó detrás mío. Hizo el afilador", dijo Valverde. El afilador es un ruido parecido al que hace un cuchillo cuando es afilado y se produce cuando los tubulares chocan entre sí. El ciclista que va detrás tiene todos los números para darse de bruces. Es lo que le sucedió a Vino. Empezó entonces la persecución. El kazajo y seis de los suyos.

Tiraba el CSC. Al frente del grupo, Iñigo Cuesta. "Teníamos la orden de proteger a Cancellara (que sigue de líder). Yo me enteré de que se había caído cuando me pasó tras descolgarme en el último puerto". Vinokurov inició la cacería ya en solitario antes de afrontar la Croix de la Libération, a 8,5 kilómetros de la meta. "Había una fuga. Nadie podía detenerse", justificó Eusebio Unzué.

Nadie se paró en el primer ensayo en la montaña, aperitivo rompe piernas con ocho puertos de media dificultad. Una jornada de carreteras estrechas y olvidadas, y con muchos heridos. Andreas Klöden, candidato al podio, sufrió una fisura en el coxis que puede apartarle de la carrera. Otro damnificado fue Iban Mayo, que se golpeó un codo.