El Banco de España debería tener en el inminente y apremiante proceso de saneamiento del sistema financiero "plena capacidad para actuar sin interferencias políticas". La reclamación no es nueva en el sector, alarmado por la oposición de las autonomías a ceder poder sobre sus cajas y su disposición a impedir fusiones interregionales que pudieran ser necesarias para salvar entidades. Pero ayer adquirió mayor fuerza porque la planteó el primer banquero del país, Emilio Botín.

El presidente del Santander aprovechó la junta de accionistas para mandar un mensaje escueto pero contundente al Gobierno, la oposición y los Ejecutivos regionales. Si fuera necesaria algún tipo de intervención, defendió, debería hacerse "con sentido de anticipación, caso por caso y mediante el correspondiente plan de reestructuración de la entidad que lo necesite, siendo el Banco de España el encargado de promover y tutelar estas medidas".

Emilio Botín dedicó el resto de su intervención a resaltar la fortaleza del Santander, dejando la impresión de que la crisis no va con su banco. Con matices, eso sí. El presidente del Santander ha aprovechado las juntas de los últimos años para anunciar ambiciosos objetivos de beneficio anual que, salvo el año pasado, siempre se cumplían. El propósito para este ejercicio, en cambio, es repetir los 8.876 millones de euros de beneficio neto ordinario del 2008. No es poco, añadió, porque el 2009 es "aún más difícil que el anterior" y porque las ganancias del pasado año fueron las terceras mejores de la banca mundial.