La economía estadounidense ha dado al fin muestras de vigor, ya que creció a una tasa del 7,2% anual entre julio y septiembre, según anunció ayer en Washington el Departamento de Comercio. Este avance del producto interior bruto (PIB), el mayor en 19 años, sorprendió a los economistas y sembró el optimismo en la Casa Blanca, ya que la evolución económica se revela crucial para las aspiraciones a la reelección del presidente, George Bush.

"Las cifras de hoy son otra señal positiva", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, que atribuyó la mejora a los recortes de impuestos aprobados por Bush. No obstante, reconoció que "es necesario continuar con los pasos emprendidos para que nuestra economía crezca y eso se traduzca en creación de empleo".

La ocupación es el punto débil de la locomotora económica estadounidense, que ha perdido 2,6 millones de puestos de trabajo desde que Bush tomó posesión de su cargo, en enero del 2001.