La Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EEUU) se han encontrado en Cancún con una alianza en contra de sus intereses con la que no contaban: el llamado Grupo de los 21 (G-21), integrado tanto por países que son grandes productores agrícolas, como Brasil y Argentina, como estados netamente importadores y de extrema pobreza, como Filipinas.

Les une la exigencia a los países ricos de que eliminen sus subvenciones a las exportaciones agrarias, la demanda de acuerdos preferenciales para los países más pobres y la negativa a un desarme arancelario de éstos para productos básicos. Además, ya han anunciado que si no hay acuerdo sobre subvenciones agrícolas, no discutirán otros temas, como pretenden los países ricos.

El nuevo grupo de presión ya existía en la cumbre de Seattle, en la que no se manifestó, y en la de Doha, en la que apenas se dejó ver. Ahora, en Cancún ha adquirido protagonismo. Ya ha logrado que la UE y EEUU, por separado, se sienten a negociar con ellos. Un hecho que el ministro brasileño de Agricultura, Roberto Rodrigues, calificó como la evidencia de que el G-21 "se ha convertido en un actor importante".

"PEDIR LA LUNA"

Los negociadores de la UE y de EEUU habían rechazado sus peticiones antes de las conversaciones. El comisario de Agricultura Franz Fischler llegó a acusar a los que reclaman el fin de todas las subvenciones de "pedir la Luna".

Pero la consistencia demostrada por el G-21 y la progresiva adhesión de otros países ha hecho cambiar los planteamientos. Además, el G-21 trata de sumar a otros que defienden el mantenimiento de aranceles para productos de consumo primario (arroz, frijoles y maíz), como Nicaragua y Honduras. El G-21, antes de las últimas incorporaciones, ya representaba a más del 65% de la producción agrícola mundial. El grupo lo integran Argentina, Brasil, China, India, Suráfrica, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Venezuela, Pakistán, Filipinas, Tailandia y Egipto.

DENUNCIA DE OXFAM

EEUU y la UE coinciden en que dentro del G-21 no se da una situación de desarrollo uniforme ya que hay países industrializados y otros que no lo están en absoluto. Por tanto, según las potencias, no se puede adoptar una decisión común para todos ellos. Oxfam cita fuentes de la negociación para acusar a la UE de amenazar a países de Asia, Caribe y Pacífico con la pérdida de algunos privilegios si se unen al G-21.

Mary Robinson, presidenta de Oxfam, ha denunciado que EEUU y la UE han optado por el sistema de divide y vencerás frente a este grupo "para no cumplir con los compromisos de Doha".